sábado, 29 de octubre de 2011

La Legua de Aserrí

Colaboración de Marie Lissette Alvarado   

Me gusta hacer caminatas largas. 
Pero me gusta hacerlas con buena compañía y en sitios alejados de las ciudades, donde el paisaje natural sea ingrediente principal, como en las montañas de mi país, en sus llanuras y los Parques Nacionales cerca de la playa.

El sábado 4 de setiembre, varios de esos requisitos se juntaron y tuve una excelente caminata; por el paisaje, el grado de dificultad, lo variado del terreno y la comida campesina, pero sobre todo por la oportunidad de compartir tiempo y vivencias.

Eso resultó por una feliz decisión de la empresa Mundo Expeditions, quienes tuvieron la genialidad de contactarse con gente de la comunidad de La Legua de Aserrí, para que nos atendieran y guiaran.

La Legua de Aserrí (9,730 grados latitud norte; 84,117 grados longitud oeste; 1443 metros sobre el nivel del mar) es un pintoresco y hermoso lugar de nuestro país, como salido de un auténtico cuadro campestre, empotrado en las montañas de Aserrí, en las nubosas faldas del Cerro Caraigres (2051 metros), también conocido como Cerro Dragón, al Sur de San José, casi tan distante como las siete leguas del cuento de Pulgarcito que me contaron cuando era niña; "Las botas de siete leguas" de Charles Perrault.

El viaje, desde el centro de San José hacia dicho destino, tarda poco más de una hora, ya que la carretera, aunque en buenas condiciones, es bastante sinuosa y en muchos puntos bien empinada, por lo que es recomendable un vehículo apropiado para disfrutar con seguridad el paseo. Viajamos unas 22 personas, en el bus de la empresa ..., con un chofer atento y cuidadoso y un guía conocedor de su oficio. Creo que voy a volver pronto, cuando mi carro reúna las condiciones.


El viaje es entretenido, por el paisaje, los curiosos nombres de algunos locales a la vera del camino como La Curva en una ese bien cerrada, o tan originales como el del bar Q'jeta. Desde luego a veces hay que descifrar si la señal dice que siga hacia la izquierda o hacia la derecha, pero ni modo, si se va por el lado equivocado, mejor pregunte pronto, porque si no puede ir a dar a Quepos, a Parrita, o a Los Santos
Afortunadamente, las personas son muy cordiales, y con gusto, nos fueron orientando.

Por fin en La Legua de Aserrí, un grupo pequeño de personas de la comunidad nos estaba esperando, con muchos deseos de atendernos y hacernos sentir a gusto en el lugar. Y lo consiguieron, la comida muy al estilo campesino, que eso esperaba y todo muy limpio. Así que desayunar al aire libre, a ratos de pie y otros sentada en una esquina del atrio de la Iglesia, con un buen jarro de café recién chorreado o de agua dulce, gallo pinto, plátano maduro y tortillas, hicieron milagros y nos levantó el ánimo. 

Por cierto la antigua cafetera que tenían era muy similar a la que reconocemos los astrónomos como el asterismo principal de la constelación Sagittarius. En los alrededores de La Legua de Aserri, me parece que hay excelentes lugares para observar eclipses, cometas, lluvias de meteoros y objetos de cielo profundo. Le daré una probadita algún día.

El centro de la comunidad está alrededor de su pequeña y acogedora iglesia con un salón comunal al lado y muy convenientemente situado para una emergencia, un modesto cementerio, que estaba en día de limpieza. A pocos metros, está la Escuela Idelfonso Camacho Portuguéz y varios lugares comerciales. Vi que predominan dos o tres apellidos, que trataré de recordar.
¡Hongos en un viejo talud,!mejor construido
que los de la nueva autopista de Hatillo!

Luego llegaron dos guías locales, amables, serios y responsables en su trabajo, sin dejar de lado la cordialidad y esa forma linda del ser campesino. Se nos explicó cómo sería el trayecto, lo accidentado del terreno y las condiciones climáticas características de la zona
Todos estábamos dispuestos a enfrentar el desafío que implicaba caminar aproximadamente 6 kilómetros (¡más o menos una legua!) entre caminos de lastre y piedras aún más empinados que la carretera que nos condujo hasta allá; retadores trillos de barro, que a más de uno puso a prueba su equilibrio, capacidad y resistencia. Con una pulpería justo al inicio, que me recordó mi viaje al Chirripó (La Cuesta, el nombre perfecto).

Todo esto pareció carecer de importancia cuando se nos abrió la imponente majestuosidad del paisaje, las montañas, orgullo y patrimonio nuestro, sus intensos tonos de azul, entremezclados con diferentes tonalidades de verde, que van desde el más oscuro intenso, hasta el claro; el canto de las aves, el aire frío y limpio, las nacientes de agua tan cristalinas que invitan a disfrutar de ellas, la envolvente neblina, que dio paso en algunos sectores a una sensación de misterio. El ganado vacuno en las pendientes (¡con las patas del lado superior de la pendiente más cortas!), ya fuera descansando o pastando, solo nos miraron sin poner mucha atención.

A buen paso, casi que caminamos un kilómetro por hora, comenzamos alrededor de las 9:15 y concluimos casi a las 15:00. El requisito de que fuera una caminata de buena categoría, se había cumplido, quizás solo faltó un poquito de lluvia.
El almuerzo lo sirvieron en el salón comunal, un avío ingeniosamente envuelto en hoja de plátano, con una combinación de gallos con tortillas; de torta de huevo, picadillo de papa, arroz, frijoles y algo más, una nueva e inolvidable experiencia gastronómica. 

Y como hay un criadero de truchas arcoíris en el pueblo, mi compañero y yo -como una extra-, nos deleitamos con una de unos 40 cm de largo, muy bien preparada; con unos deliciosos lomitos que nunca había visto en ese tipo de pescado. Solo quedaron algunas espinas.
Dicen que solo el pescado de mar tiene Ω3, pero no resistimos comer la sabrosa y tostada piel. Bueno con la caminata previa creo que al menos empatamos con el colesterol.
Entonces desayuno, almuerzo, refresco, café, una trucha y guía por ¢17 000, para dos personas, fue toda una ganga, con gusto hubiese pagado veinte.

El clima fue benévolo con nosotros hasta el final, solo llovió al llegar a San José. Como siempre, el camino de regreso se hizo más corto, la pericia del chofer nos permitió hasta dormir un rato y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en nuestro punto de inicio, donde empezó todo a buena mañana. 

Hoja H-10. Caraigres.
(http://www.mapasdecostarica.info/completas/hojas/091_caraigres.htm)




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