Original publicado
en: Chindo y Maura con otros cuentos.
Marie Lissette Alvarado y José Alberto Villalobos
EDiNexo. 2015/2018/2021.
Caronte y Plutón |
En este sistema Plutón-Caronte, también hay naves de transporte similares, para equipo y materiales, pero mucho más grandes.
Plutón. |
Plutón está en su segundo perihelio (29,658 u.a. del Sol), desde su descubrimiento por Clyde Tombaugh el 18 de febrero de 1930; el anterior fue el 5 de setiembre de 1989.
Como Plutón
y sus satélite mayor Caronte, tienen un perfecto acople de
rotación, el satélite le da siempre la misma cara al planeta (como la Luna con
la Tierra), pero también el planeta enano le da siempre la misma
cara al satélite.
Sus periodos de rotación tienen la misma duración; 6,387 días. Esto permite que ambas plataformas de lanzamiento, para estos viajes espaciales, aunque poco frecuentes ahora, siempre estén casi visualmente “alineadas”, en sus respectivos lados cercanos.
Caronte |
Como la velocidad de escape
New Horizons |
La Nyxi viaja desde un punto en el ecuador de Caronte, hasta otro equivalente en Plutón, en unas seis horas.
La masa de Caronte es 12,2% la de Plutón, así que al aplicar la relación simple para encontrar el centro de masa de estos dos cuerpos; (Masa x Distancia = masa x distancia), encontraremos que ese punto está a D= 2042 kilómetros del centro del rey de los enanos, lógicamente más cercano a este que a Caronte.
Descartando las distancias de los radios del planeta y su satélite, la distancia -superficie a superficie- que debe viajar la Nyxi es 17781 kilómetros, un poco menos que lo recorrido en un vuelo de ida y regreso San José-París, a lo largo de un círculo máximo.
Digamos que con una rapidez promedio constante, bastante confortable
Más dos periodos de aceleración y frenado de 5 minutos al inicio y al final
Con estos parámetros, la Nyxi puede alcanzar fácilmente el punto donde el campo gravitatorio de Caronte es igual al de Plutón y, de allí en adelante es casi una caída libre sobre el planeta enano.
Este punto que está a solo 4367 km de Caronte se
determina fácilmente con física del colegio:
Gm/x2 =
GM/(d-x)2.
Llegué a Caronte hace un mes. El viaje desde la Tierra para humanos tarda de 10 años, casi todo en una etapa de hibernación criogénica. Por eso y lo hostil de las condiciones ambientales en este sistema doble, no hay más de cinco terrícolas aquí, sólo para que supervisemos el funcionamiento de algunos proyectos. Todo está automatizado y controlado mayoritariamente desde la colonia de humanos en el satélite Ganímedes de Júpiter.
Si uno no establece desde el principio algún tipo de
amistad con algún cosmonauta, compañero de trabajo, o no mantiene comunicación
frecuente con la Tierra, la estadía prolongada, se convierte en una tediosa
rutina.
Pero hay mucho que hacer como ingeniero; además de
estudiar y realizar suficiente ejercicio físico todos los días, pues la gravedad en
la superficie de Plutón es apenas seis centésimas del valor en la
Tierra, y en Caronte solo llega a la mitad de este valor.
Lo mejor de todo en este trabajo, está al regreso, que inicio ahora. La fisiología
de los humanos no permite una estadía de mayor duración. Aún así, el riesgo es grande. Estos viajes a este
sistema sólo se realizan cada 25 años, únicamente para resolver problemas muy delicados de
mantenimiento, que los robots plutónicos no puedan solucionar.
En el viaje de regreso pasaré por colonias en Tritón, Miranda, Titán, Europa y Fobos, un mes en cada sitio y finalmente a la Tierra.
Ningún cosmonauta repite el viaje que, en total (ida y
regreso más la permanencia en Caronte) tarda 31 años. En este trabajo solo aceptan ingenieros
electromecánicos recién graduados,
de unos 25 años. El entrenamiento específico ocurre durante el viaje, en etapas
de 1 mes, durante las cuales se suspende la hibernación. Si sobrevivimos
llegamos de regreso a la Tierra, justo para pensionarnos.
En el siglo XXII, lo que se puede llamar “ingeniería espacial” de todo tipo, está en la cúspide de su desarrollo, lo mismo que la ciencia de materiales, dejando totalmente atrás lo que imaginaron mis antepasados del siglo XX cuando se publicó “Buck Rogers”. Todo el trabajo pesado lo hacen robots, los humanos solo supervisamos, controlamos y tomamos algunas decisiones.
Me han dicho que,
durante este viaje que haré despierto y con todos mis sentidos en alerta, la
observación a través de las ventanillas de la Nyxi, es extraordinaria. La vista
de las estrellas, los planetas cercanos y los otros cuatro satélites de Plutón
(Kerberos, Nix, Hydra y Stix) es excelente.
Destacará el distante, aparentemente pequeño,
pero muy brillante Sol y, desde luego, la Vía Láctea. No hay suficiente diferencia si es de noche o de día, porque la iluminación diurna, tanto en Plutón
como en Caronte, es mucho menor
que la del inicio del crepúsculo vespertino en la Tierra.
Están colocados en el centro de un espacioso compartimiento que se abre luego del corredor de abordaje, por el lado derecho de la Nyxi, para dejar libre las ventanillas panorámicas para ambos pasajeros, a la izquierda y a la derecha.
Son asientos muy cómodos, con suficiente espacio para poder reclinarlos y dormir.
La cabina de mando que está delante de nosotros es casi idéntica a las primeras Starship SN-15, solo que totalmente automatizada. La computadora hace los cálculos de vuelo tomando en cuenta principalmente el "peso" y la posición de los pasajeros y, desde luego, la posible carga corporativa, el equipaje de los viajeros y el combustible, como lo hace un avión Airbus A350-900.
Durante el “vuelo” se cuenta con un refrigerio, que se puede
seleccionar con solo pulsar un botón de
mando. Un minibar sale del piso, del lado de cada pasajero junto a la respectiva ventana,
desde la parte inferior de la nave. Allí
abajo también está la bodega de equipaje, una parte del combustible y el
sistema de giroscopios que mantiene los asientos (en realidad a toda la nave) correctamente
orientados, para permitir que nuestra cabeza siempre esté "arriba" del cuerpo.
Durante el viaje la cabina está presurizada a una atmósfera y aclimatada a una temperatura de veintidós grados celsius, a pesar de que en el exterior tanto en Plutón como en Caronte es tan baja como doscientos dieciocho grados bajo cero.
No se requiere un traje espacial muy especializado, excepto para salir a Plutón
o a Caronte, en las dos terminales (“Nyxipuertos”), denominadas Hidrae y Stixi , respectivamente. Tanto en el planeta como en su satélite, todos
los intercambios y traslados se hacen a través de compartimientos con puertas herméticas, que perminten el intercambio de gases, para mantener la requerida y apropiada presión.
Hay un tren
hermético con ventanas y techo transparente, que recorre el ecuador en ambos cuerpos, con un mini-vagón totalmente acondicionado para humanos. No lo
conozco, pero imagino que podría ser algo mucho más extremo que un tren transiberiano durante un invierno muy crudo.
Los terrícolas establecimos colonias de robots en Plutón
y en Caronte, desde el año 2201. La tecnología espacial permitió
arrear gravitacionalmente algunos asteroides, ricos en minerales, lo que estimuló
una boyante minería para suplir sus fábricas. El agua, el oxígeno y el
nitrógeno para fabricar “el aire acondicionado” que necesitamos, se extrae
localmente de los eternos hielos y un tibio océano interior que hay en Plutón.
Como le decía, hoy inicia mi regreso, que aprovecharé como último viaje de supervisión a las instalaciones en Plutón y juntaré con una especie de vacaciones o paseo de 72 horas, más o menos un medio día plutónico.
Este vuelo es el Nx-8h, mi asiento es el 1-B y estoy colocando mi equipaje de mano bajo él, cuando veo avanzar por el pasillo una hermosa mujer, que nunca he visto, un poquito más alta que yo, pero aparentemente de menor edad. A través del moderado y transparente, pero requerido, traje de astronauta que debemos usar, veo que viste de color negro y tiene su pelo liso simplemente recogido con una hermosa peineta plateada con un símbolo de clave de Fa, no lleva equipaje de mano, es imposible dejar de verla y admirarla.
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No esperaba una acompañante en este viaje, pensé que en este momento solo yo estaba en Caronte. No sé quién es, pero solo puede ser una ingeniera como yo, a menos que mis años de soledad me estén provocando alucinaciones celestiales.
Llega a mi lado mirándome seriamente de reojo, yo solo balbuceo lo siguiente:
-Le gustaría este
asiento, señalando al que está a mi lado. Y ella con una sonrisa me contesta.
--Si gracias, aunque
mi asiento asignado es el que usted ocupa, ¿cambiamos?--
Me levanto algo apenado y confundido y me cambio de lugar. Ella pasa frente a mí
y se sienta pausadamente en su sitio reservado.
Me digo a mí mismo, pero en silencio:
-¡Qué suerte será mi compañera de viaje, la probabilidad de esta situación es mínima.
Había leído que en la Nyxi por lo
general solo viaja una persona!-.
No me atrevo a
cambiar mi equipaje de mano, para no incomodar más. De todas maneras, mi
acompañante no lleva ninguno.
Creo que ambos nos
miramos futivamente, volteando nuestra cabeza por unos segundos, pero permanecemos
en silencio por varios minutos, mirando hacia las ventanillas, hasta que
comienzan a ejecutarse las maniobras de despegue.
Bajo la solapa de su blazer, asoman solo tres letras de su nombre; Gyn …,
y como no puedo ver el resto la llamaré simplemente Gyn.
Parece que está nerviosa, sobresaltada y con un tenue sudor más que frío en todo
su cuerpo, que se delata a través del traje. Estimo que su corazón palpita más
rápido y más fuerte que lo normal, la cercanía me permite escucharlo, como si
tuviera mis oídos pegados a su pecho, ¡quien no quisiera!
En un momento Gyn me
dice.
--Nunca he podido
estar calmada durante las salidas y las llegadas, desde que leí en la
biblioteca de mi bisabuelo, un libro sobre el accidente del Challenger en 1986. Es
curioso, pero se me olvida que este no es un viaje primariamente impulsado por
cohetes de combustible químico, como los que usaron los Transbordadores Espaciales a principios del
año 2000--.
Y tiene razón de
no estar tranquila, a nuestras espaldas las turbinas de la nave provocan una moderada
pero incómoda vibración en la Nyxi, pero nos han dicho que eso es solo rutina momentánea,
sin ningún peligro.
Ocurre un leve bamboleo en la Nyxi que acerca
nuestras cabezas, ¡casi chocan! Luego ella arrima tímidamente su cabeza a mi
hombro izquierdo y lo deja allí, con sus ojos cerrados hasta el momento de la partida de Caronte.
Parece que produce
en ella un efecto calmante en su estado de ánimo, una sensación de seguridad, o
al menos de compañía cercana.
Seguimos así por
más de 45 segundos, hasta que las vibraciones desaparecen y estamos a punto de
alcanzar la rapidez de crucero de la cápsula.
Nos volvemos a ver, sonreímos, juntamos nuestras manos; su derecha con mi izquierda.
Me parce que ya no suda, pero aún está fría como lo estaría una pieza de acero.
Siento el pulso de su corazón, como si lo tuviera en mis manos para pasarle un
poco de mi calor. El mío late igual de acelerado.
Reclinamos hacia
atrás los asientos e iniciamos una larga etapa de reposo, con la cara de uno
hacia la del otro, pero con los ojos cerrados, sólo mirándonos con la
imaginación y, sin pronunciar palabra. Seguro comenzamos a imaginar lo que
sería nuestro futuro inmediato; bueno, al menos yo.
Quizás ambos
esperamos que, en los siguientes 330 minutos del viaje, algo bueno, para recordar
siempre, pueda suceder.
Cuando llegamos cerca del punto medio del viaje, ocurre una vibración moderada en nuestra nave.
Gyn se despierta e instintivamente ambos
apretamos nuestras manos.
--Oh, disculpa- me
dice, -estaba en medio de un agradable sueño, del tipo Las mil y una noches,
acabo de regresar, no sé de dónde--.
- Es turbulencia-
le digo, como para calmarla con una broma.
--¡Qué chistoso, eso no ocurre en el espacio!--
-Bueno, sí…, a
ciertos terrícolas sí nos pasa-.
-En cierta manera,
comencé a sentir vibraciones en todo mi cuerpo desde el primer momento en que
te vi, y la amplitud de las ondas que han estado recorriéndolo, apenas se están
calmando, como parece que está ocurriendo con esta “burbuja”-.
El centro de masa del sistema P-C es el centro de rotación de los dos cuerpos, que dan vuelta con períodos idénticos: 6,38 días terrestres. Esa es la duración del día, tanto en Plutón como en Caronte, pero debido al doble acople gravitacional entre ellos, siempre miran uno hacia el otro, como dos enamorados bailarines que ejecutan su danza fuertemente asidos de sus manos, con sus brazos extendidos.
Al igual que con la Tierra y la Luna, sus fases son opuestas. Ahora que Plutón está casi en “fase nueva”, Caronte está casi en “fase llena”.
Hay, sin embargo, una interesante diferencia; desde la Luna se puede ver la Tierra rotando sobre su propio eje, aunque no participando de un movimiento de revolución. Pero en el caso de Plutón y Caronte esta rotación como trompo no ocurre, los dos están relativamente estáticos, con los mismos dos lados enfrentados, lo único que se ve girar desde cualquiera de los dos cuerpos, son las estrellas de fondo.
Como un niño en la orilla de un carrusel que mira fijamente a otro que está al lado opuesto. Solo ven a sus padres, que están afuera, girando a su alrededor.
El vuelo inició a las 9:00, hora solar de Caronte (21:00 hora solar de Plutón), han transcurrido dos horas y Plutón se observa alto y enorme en el cielo casi en su fase “nueva”, muy cercano al Sol. Desde la Tierra, la Luna nunca se puede ver así, excepto durante un eclipse.
Apunto hacia la ventana izquierda y le digo a Gyn:
-Mira, parece que va a ocurrir en eclipse solar. Y ella,
con una pícara e inteligente sonrisa dibujada en su rostro me responde.
--No es un eclipse, es una ocultación, el Sol desde aquí
se ve muy pequeño, pero su magnitud visual es -19. Miles de veces más brillante
que Venus, necesitaremos anteojos protectores--.
Gyn saca de su cartera dos anteojos con filtro U-V y me da uno.
-¿Sabías que esto iba a ocurrir y venías preparada?...
¡con dos anteojos solares!-
--Si…, nunca se sabe cuándo un simple aparatito te salva el día--.
Contemplamos la inmersión del Sol tras Plutón, y nos
divertimos un rato tratando de calcular en cuánto tiempo emergerá por el lado
opuesto. Me llama la atención los conocimientos de Gyn sobre ciencia, tecnología y astronomía.
-¿Quién es esta inteligente, culta y bella mujer?, me lo pregunto varias veces,
en silencio-.
Hemos llegado a la mitad del viaje y la Nyxi empiezan a
mecerse muy suavemente hacia los lados, como si
fuera un péndulo. Había leído que esto sucedería durante unos 9 minutos,
mientras la nave se acopla electrónicamente con los equipos en Plutón, no hay
por qué alarmarse.
El Sol está ahora del otro lado de Plutón, nos perdimos
la emersión, seguro estábamos medio dormidos.
Más adelante parece que la Nyxi está dentro de una muy tenue nubosidad, pero esto no puede ser.
Bueno sí,... La guía automática de vuelo nos
explica que precisamente hoy estaremos
atravesando, durante dos minutos, la “coma” de un cometa que se dirige al
interior del Sistema Solar. Aún está muy lejos del Sol, pero su incipiente
atmósfera de diminutas partículas de polvo y gas, lo más cercano a la nada, se
nos atravesó en el camino.
Desde luego, no se “observan” diminutos meteoroides en el vacío entre Caronte y Plutón, solo nos parece estar dentro de un tenue velo
que ha cambiado de manera muy leve la transparencia normal del diáfano espacio que nos
rodea.
Seis horas después, estamos llegando, de noche, puntualmente a Plutón.
Comienzan las maniobras de "aterrizaje". Gyn y yo nos tomamos de la mano de nuevo.
Ya se le quitó el miedo. ¡Qué lata!
En realidad, el descenso en el ecuador de Plutón es muy suave, como una lenta
caída con un paracaídas enorme, gracias a los retro-cohetes. Recuerdo que el descenso es
vertical.
Tengo que averiguar hacia dónde va Gyn.
Necesito saber si regresa a la Tierra, o si tiene que hacer un trabajo de
supervisión, ¿o qué?
Yo había planeado que, en mis primeras horas en Plutón, justo al llegar y antes del trabajo, tomaría el tren que da la vuelta poe el ecuador. Es un tren de carga de levitación magnética, como el antiguo Maglev de Shanghai. Se detiene en cuatro estaciones, para observar planicies y montañas y continuar unos 45 minutos después. Bueno, no observar en el sentido normal que quisiera; todo esto hay que hacerlo sin salir del vagón especial del tren solo se puede mirar por las ventanillas, tomar fotos, estudiar, hacer ejercicio, comer y dormir.
Gyn y yo nos estamos colocando los trajes de astronauta requeridos, para pasar de la Nyxi, al Nyxipuerto en Plutón y para mi mala suerte, contesta la pregunta que ha estado dando vuelta en mi cabeza; me dice:
--Durante las siguientes horas, mientras llega
el nuevo día en este lado de Plutón, voy a hacer la revisión del complejo
Cerberus-7 y cuando termine tomaré el tren ecuatorial, porque me interesa visitar de día esta región. ¿Y tú, cuáles son tus planes?—
Parece que sus intenciones son que siga con ella.
Mi falta de conocimiento me dejó mudo, había planeado mi
vacación y mi trabajo, justamente de forma opuesta a Gyn.
¿Qué podría yo ver de noche?
Quedaba entonces una oportunidad de permanecer junto a ella, que ambos nos acompañáramos a nuestros respectivos trabajos, durante muchas horas y que Gyn quisiera permanecer un tiempo más en Plutón, cuando terminemos. Solo que este lado del enano volvería a estar de noche, pero bueno, el lado puesto estaría de día, no está tan mal, una noche y un día plutónico juntos.
Tengo que preguntarle. Pero la suerte no me había abandonado del todo, parece
que lee mis pensamientos.
¿Me estará conduciendo? Se me adelanta y dice:
--¿Quieres venir conmigo a Cerberus-7, juntos podremos
hacer mi trabajo en menos tiempo, y cuando terminemos yo te acompaño a
Cerberus-5 y te ayudo con lo que tengas que hacer allí?--
No podía creer mi suerte, aunque tuve la duda de como
supo hacia donde me dirigía.
Claro que acepté, aunque no sé que tendría que
hacer allí, supongo que algo similar al trabajo que yo hago.
Ambos tomamos el pequeño “taxi-tren” hacia nuestra
primera labor conjunta de supervisión.
Es curioso, cuando llegamos, Gyn no tiene el código de acceso para entrar al complejo C-7 y me pide que yo use el mío. Digito entonces mi clave y entramos.
Inmediatamente Gyn se transforma.
Sus ojos pasan a ser
dos poderosos láseres y sus pies y manos
son como tenazas trituradoras que destrozan el metal y el plástico de los
equipos electrónicos en el centro de control de la C-7.
No está simplemente dañado el software, está realmente haciendo pedazos todo el hardware que se le ponga en el camino, junto con cualquier otro equipo, no precisamente de cómputo.
Ahora se dirige al reactor nuclear de Plutonio enriquecido y retira las barras moderadoras.
Parece que quiere provocar una reacción en cadena desbocada, sin control, para producir un desastre nuclear equivalente a la detonación de una docena de bombas atómicas. Plutón y Caronte serán destruidos, con todo lo que los terrícolas han construido allí.
Yo aun no comprendo del todo lo que sucede, estoy
paralizado por el terror y el miedo.
¿Por qué la bella y talentosa “humana” de la que estoy enamorado actúa de esa
manera?
Pero parece que Gyn si lo sabe, y
está dispuesta a terminar pronto con su misión, que evidentemente incluye
acabar con mi vida... y la suya.
Si pudiera ver lo que sigue vería que Gyn también se congela en muy poco
tiempo. El hermoso cuerpo que admiré se rompe en miles de pedazos como si fueran trozos de mercurio congelado y, en uno de
ellos, al fin se podía leer su nombre completo:
“Gynoid
T-X”.
(https://en.wikipedia.org/wiki/T-X).
Un relato muy interesante tanto para adultos como para niños!
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