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del Banco Central de Costa Rica participé esta semana en el taller -manos a la arcilla-, en el cual
aprendí junto con 7 compañeros desconocidos y al final amigos, en la
confección de un jarrón trípode de arcilla roja, con la misma técnica que
utilizaron los indígenas en el Caribe costarricense.
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Jarrón trípode (Museo de Oro). |
El taller exquisitamente dirigido por dos estudiantes graduadas de la
Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, Leonela y Nailyn fue todo
un éxito, pues nos llevaron desde el amasado de la arcilla hasta la producción
final de un jarrón trípode, pulido y decorado, listo para hornear en unos días.
Nosotros que hacíamos eso por primera vez, solo aportamos nuestra
habilidad y un cierto kilometraje “doscientos cincuenta mil millones de segundos”, requisito para poder participar en el grupo
mayor (L-M-V de 13:30 a 16:00).
Las instructoras primeramente nos llevaron a admirar la exhibición Entre entierros y Rituales – Los jarrones
trípode del Caribe Central de Costa Rica-, donde pudimos apreciar de primera
mano una veintena de jarrones, producidos
durante dos fases principales; El Bosque (300 a.C a 300 d.C) y La Selva
(300 a 800 d.C).
Así que luego de vislumbrar lo que podríamos hacer a cada uno se nos
entregó como medio kilogramo de arcilla prácticamente lista para comenzar
a moldear y entonces “manos a la arcilla”.
- El primer día nos guiaron para confeccionar lo que llamaría –la copa- ,
esto es un recipiente ovoide que sería pues la parte destinada a guardar algún
objeto.
El segundo paso es construir el cuello, que puede ser corto y grueso, o
largo y esbelto, a gusto de cada uno.
Utilizamos principalmente la técnica que ellas llamaron “de rollito”,
que consiste en hacer cilindros de arcilla de diámetro constante (nada fácil
de hacer con sus manos), formar con ellos una espiral para luego construir un
disco haciendo desparecer los surcos con un suave amasado con sus dedos pulgar e índice, radialmente hacia afuera en
la parte superior y radialmente hacia adentro en la parte inferior (o a su gusto).
Para hacer
crecer la copa se siguen agregando rollitos, ya sea por encima, por el borde interno,
o por el borde externo, dependiendo de cómo quiera que crezca. Parece que es más simple y menos frágil si los rollitos no son muy
delgados. Cada vez que agregue un rollito no olvide la técnica del sellado de surcos, por la parte cóncava (interior de la copa) y por la parte
convexa.
El cuello se confecciona por aparte de la misma manera.
El cuello y la copa se pegan usando el método del rayado de las
superficies que entrarán en contacto y el encolado con "barbotina". Luego viene "el cocido" con un delgado rollito de
arcilla para reafirmar las uniones y dar un aspecto continuo a la
superficie de la pieza.
En el segundo piso (hacia abajo) del Museo hay un vídeo corto donde se explican los
pasos de confección del jarrón.
Así que el lunes la mayoría de los jarrones quedaron hasta allí, no sin
antes pasar por la experta guillotina de Leonela,
que con una hoja de segueta o una fina cuerda de nylon, cortó el borde superior del
cuello, para que quedara a nivel (horizontal).
Allí inició la etapa de secado
de estas dos piezas y siguió el martes bajo la vigilancia y el cuidado de Carola, la gestora del taller en el Museo. Nosotros nos fuimos a la casa con la tarea de aportar el
esbozo de un diseño para las tres patas y el decorado.
- El miércoles trabajamos treinta minutos en pulido con una
interesantísima herramienta; una pequeña y flexible lámina de un plástico (muy
suave y liso), proveniente quizás del reciclado de una botella de champú o de
refresco.
No se imagina lo lisa que queda la superficie de la pieza con este tratamiento
y el interesante -brillo-opaco- que adquirió. Acaricie el jarrón con cuidado,
especialmente si es de paredes delgadas, en esta etapa es propenso a quebrarse. Y Tenga cuidado de que el alisado no lo raye con sus uñas.
Las restantes dos horas se utilizaron para la construcción y decorado de las tres patas. Le recomiendo separar tres cantidades iguales
de arcilla por razones de homogeneidad y simetría, puede hacerlo formando un
cilindro de diámetro constante y cortando tres secciones de la misma altura.
Las patas pueden ser sólidas o huecas, rectas, inclinadas, torneadas, curvadas hacia
afuera, etc., a gusto del cliente, pero entonces la técnica de construcción es, desde
luego, algo particular.
Yo escogí una serpiente de cascabel doblada más o menos por la mitad
(el extremo inferior de la pata), encolada a la copa como a los tres cuartos de su largo y
con el cascabel adosado al borde del cuello del jarrón, para proveer un segundo
soporte.
También le diseñe una tapa con agarradera (ninguno de los del Museo tiene).
Luego realicé un decorado de la piel de la serpiente algo heterodoxo,
con rueditas talladas con varilla de paraguas, cuñas con un pequeño tridente y agujeritos con una punta de clavo. Todo se quedó secando hasta el viernes a las 13:00.
- El viernes 18 que fue el último día del taller, dimos los toques finales de decorado, pulido y encolado de las patas a la copa. El método es el
mismo; rayado de las dos superficies, untar el pegamento de arcilla a ambas, cocer con un
fino rollito alrededor, utilizando una herramienta para darle más consistencia a la unión y continuidad a
las superficies.
Bueno, allí quedaron en el Museo, bajo el cuidado de Carola, quien las
llevará a Bellas Artes, para que Leonela
y Nailyn supervisen el horneado y así convertir la arcilla en una primitiva pieza de cerámica.
Le agradezco a las tres, a mis compañeras(o) de taller y, desde luego, al Museo, fue una de mis mejores semanas.
Y me motivaron
para que, en algún otro momento, intentar un nuevo trabajo con arcilla.