domingo, 28 de junio de 2015

Higo maduro

Si solo ha comido higos verdes sazones en almíbar, o de esos llenos de azúcar en su superficie, prohibidos para diabéticos, y nunca ha comido un higo maduro, fresquito, recién bajado de la higuera (Ficus carica), ¡no sabe lo que se ha pedido!
Para mí el higo es una de las frutas, sícono (¡ramillete de flores!) más deliciosa que he probado. En los últimos dos años mi higuera ha estado en producción, creo que dos veces por año. En el 2014 coseché unos 10 maduros que me  hacen a boca agua ahora al recordarlos, además como cuarenta verdes (sazones) que hice en conserva de almíbar, pero no hay comparación.

Luego de la cosecha podé algunas ramas por dos motivos, para eliminar una plaga de chinches que habían infestado los tallos y para que la altura del arbusto fuera apropiada a mi tamaño. Los chinches los elimino físicamente aplastándolos, pues no quiero usar insecticidas. Eso requiere examinar la planta casi todos los días para descubrir los insectos y estar sellando con algún material impermeable los cortes de las podas, para evitar que el agua las pudra y que la plaga se vuelva a establecer.

Este año la higuera creció de una manera asombrosa, ya he disfrutado a lo menos cinco higos maduros, que han llegado a su punto ideal de maduración cada ocho días, y están en fila al menos cincuenta, desde el tamaño de un garbanzo hasta el de una pera pequeña.

Es curioso, el tamaño del sícono crece poco al principio, se queda como dormido un tiempo y como una semana antes de madurar aumenta bruscamente su tamaño en dos o tres días, seguro es cuando llega el punto de maduración de las flores internas.
Entonces comienza a ponerse rojizo y es cuando hay que estar atento, inclusive varias veces por día para revisar que los yigüirros (http://astrovilla2000.blogspot.com/2015/06/yiguirros-en-mi-casa.html) y los “kiskadís” (mosquero cejiblanco), pecho amarillo o sus primos, me dejen algo. En realidad me agrada compartir con ellos esta deliciosa fruta, es un cambio muy agradable en su rutina diaria de banano y una que otra lombriz.

Mi higuera es algo especial para la familia, en realidad la planta es nieta de una que sembró y cuidó con mucho cariño en Hatillo, mamá Marta Herrera hace unos cuarenta años. De ella Marie se trajo un “hijito” (esqueje) y lo sembró en su casa de zapote, hará unos 20 años y fue la higuera que me introdujo a la delicia de saborear sus frutos. Hará unos seis años que ella me obsequió el “nieto” que les muestro en la foto, con el cual estoy feliz y muy agradecido.

En realidad tengo dos plantas con las misma “ascendencia”, una que recibe principalmente la luz solar de la tarde (la más desarrollada) y otra la luz de la mañana. Esta última solo tiene un pequeñito fruto, pero el año pasado produjo unos diez. Además, hace dos años fue visitada por la mariposa “Pachylia ficus” (http://mariposa4363.blogspot.com/2013/02/pachylia-ficus-sphingidae.html), lo que me permitió ver parte del desarrollo de la larva, no así el adulto. Espero que esa linda mariposa visite mis dos higueras en algún momento, para continuar su estudio.

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