viernes, 4 de octubre de 2024

 Chindo y Maura (apuntes para un corto de Teatro)

Basada en la obra homónima de Marie Lissette Alvarado. (EDiNEXO, 2025, ISBN: 978-9968-557-97-9). Quien a su vez se inspiró en el cuento    (Historias de Tata Mundo. Fabián Dobles ,,,) Chindo tiene 50 años. Es dueño de un almacén que hace entregas a domicilio, pero cuando el pedido es de Maura, nadie más puede llevarlo, sólo él. Conoció a Maura haciendo este mismo trabajo para el almacén de su tío, cuando tenía cinco años. Y se enamoró de ella.

Maura Rodríguez tiene 65 años. Hija de padres ricachones, la casaron “bien”, tuvo cinco hijos. Ahora está viuda y es la dueña de una finca que produce de todo.

Maura casi nunca estaba sola en casa, así que cuando Chindo la saludaba o se despedía le trataba de “ña Maura”. Cada vez que lleva el mandado, se echaba una pachita de aguardiente en la bolsa trasera del pantalón, si había oportunidad la sacaría para brindar juntos. Y esa otra oportunidad por fin se presentó.

Narrador: En una fresca tarde soleada, llegó Chindo en su carreta, con todo lo que se había pedido, lo dejó en la cocina sobre la mesa.

Maura le atendió amablemente. En la casa reinaba el silencio, solo el canto de las aves en el exterior interrumpía el momento. Inmediatamente Chindo, con mucha diplomacia preguntó a la anfitriona.

CHINDO: ¿Me la dejaron solita ña Maura y eso?

(Maura sin pensarlo, simplemente sirvió un vaso de limonada de una enorme jarra de barro pulido y se lo ofreció a Chindo como si supiera de antemano que tenía sed y contestó de manera despreocupada mientras buscaba en su enorme delantal el monedero para pagarle como de costumbre.)

MAURA: Pues que hoy toda la familia tenía cosas que hacer.

(Sin mirar a Chindo, Maura se concentró en revisar todo lo que había encargado, husmeaba de un lado para el otro entre las cosas, y con meticulosa memoria, fue revisando si faltaba algo; mientras Chindo seguía con el vaso en la mano, pues no tenía intenciones de beber limonada, pero se mantenía en silencio mirándola fijamente.)

(De pronto Maura se detuvo con la mirada fija aún en los víveres, frunció el ceño y de inmediato le preguntó)

MAURA: ¿Pero Chindo, aquí no está todo lo que te pedí?  Me falta una lata pequeña de manteca y cinco tapas de dulce.
¡O no revisaste bien la lista que tempranito te mandé, o ya estás olvidando las cosas!

(Por supuesto que en la carreta estaba lo restante del pedido, pero Chindo lo había sacado a propósito por una buena razón, traía además una buena pachita de su mejor aguardiente.

Con despreocupada tranquilidad le respondió:)

CHINDO: No te preocupés Maurita, de seguro que se salieron del saco y se quedaron en la carreta. Dame un chancecito y voy a revisar, regreso en seguida-.

(Caminó hacia la carreta, recogió el resto de las cosas y se echó en la bolsa trasera del pantalón el aguardiente. Tenía que aprovechar esta única oportunidad y jugarse el todo por el todo y regresó a la casa.)

(Maura ya tenía en la mano el dinero para pagarle. Chindo puso las cosas que faltaban sobre la mesa y antes de recibir el dinero le propuso tímidamente.)
CHINDO:  Alcance dos vasitos, quiero que pruebe algo muy especial que hice para nosotros y que por casualidad tenía en la carreta.

(Maura se le quedó viendo por unos instantes con desconfianza y fue por los vasos)

MAURA: ¿Qué andás ahí viejo mañoso?
Sabés que estamos solos y que en cualquier momento llega gente; no quiero que alguno de la familia se ponga a pensar tonteras si nos ven muy solitos en la cocina.

CHINDO: No te preocupés Maura, si es solo una probadita para que me dés tu opinión… eso es todo.

MAURA: Mmmm…. Tá bien… pero solo un poquitito.

(Ni lerdo ni perezoso Chindo llenó los dos vasitos y le dio uno a la viuda.)

CHINDO: Andá, probá y me decís qué te parece-.

(Maura primero lo pasó frente a su nariz y aspiró profundamente.)

MAURA: ¡Pero Chindo, esto es aguardiente!

- Qué va a decir la familia cuando me huelan a guaro.

CHINDO: ¡Que no mujer! ¡Si es solo un poquito! Ni que nos estuviéramos emborrachando con un estañón de guaro-

(Maura lo probó, y lamió sus labios, como muestra de aprobación guiñó un ojo)

MAURA: ¡Bandido, esto está delicioso! Pero de seguro que pega con solo el olor.

CHINDO: Qué va. Es muy fino, uno de mis mejores trabajos… no es para cualquiera, y lo quería compartir con vos.

De manera disimulada Chindo sacó una de las sillas y se sentó muy cómodamente frente a la mesa para degustar la bebida. Sabía que a Maura le gustaba con cierto recato tomarse sus traguitos y por ahí ejecutaría su plan.
Sin decir media palabra ella también sacó una silla y se sentó junto a él. Comenzaron a servirse vasito tras vasito y a conversar de todo lo bueno y todo lo malo a lo largo de sus vidas. Después del quinto vasito, entre las anécdotas, Chindo recordó la historia del famoso sapo, ambos soltaron la carcajada y sin darse cuenta sus cabezas se juntaron apoyándose una contra la otra, estando sus rostros a milímetros de distancia, sus ojos estaban cerrados, pero al abrirlos, se miraron fijamente, de pronto dejaron de reír Chindo dejó el vaso sobre la mesa, sujetó con suavidad los hombros de Maura y la besó con dulzura, ella se intentó levantar como si tuviera un resorte en los pies, pero Chindo la continuó sujetando con firmeza pero sin hacerle daño. Maura no opuso resistencia y se dejó llevar por la situación. El beso fue largo, pero al separarse, Maura se levantó tambaleándose, se sujetó del filo de la mesa y apoyando su otra mano contra la cabeza habló agitada.

MAURA: Por Dios Chindo, ¿qué acabamos de hacer? Jesús bendito, perdóname esta ignominia-

(Chindo también se pone de pie y se le acerca para calmarla, pero ella guarda una leve distancia.)

CHINDO: No hemos hecho nada malo Maura...
Vos sos viuda, y yo nunca me casé…esperándote.

MAURA: ¿Cómo que esperándome?
Sabés muy bien que desde muy joven me casé y que me he dedicado ante los ojos de tatica Dios por entero a mis obligaciones.
¿Qué estabas esperando entonces?

(Chindo con lágrimas en los ojos se acerca lentamente y la toma de las manos)

CHINDO: Maurita… Desde que tengo diez años, que te conocí, he estado enamorado de vos. No pasa un solo día sin que piense en ti-

(Maura trata de hacerle entrar en razón.)

MAURA: ¡Pero Jacinto!...
Si hasta soy más vieja que vos.
¿Cómo es posible que pudiendo tener a la mujer que quisieras en este pueblo y más allá te quedaras enfrascado en un asunto sin salida?
Sos un hombre de negocios, muy inteligente. ¡Y es que simplemente no puede ser!

CHINDO: Pues sí ña Maura, así es la verdad.
Y no me pidás explicaciones, porque ni yo me las puedo dar.
Así me encadenó la vida a mi destino, qué le voy a hacer.
Y tampoco te lo quiero seguir ocultando, mi corazón ya no está para aguantar tanto sufrimiento y callarme por más tiempo.

-          Si querés me voy del pueblo y no te molesto más, pero te juro por Diosito que me escucha que no te puedo dejar de querer.

-          Además, los años te han caído muy bien, y aunque tengás nietos, seguís estando muy hermosa, como eterna quinceañera.

Maura no sabía qué hacer pues desde siempre sintió lo mismo por Chindo, pero diversas razones le impidieron tan siquiera dejar al descubierto el más leve indicio de esos sentimientos.

MAURA: Pues… la verdad Chindo, es que desde que tengo quince años sabía que te gustaba-. (Chindo se sorprende).

CHINDO: ¿Cómo va a creer?... Nunca te lo demostré.

MAURA: - ¡Oh por supuesto que sí me lo demostrabas a cada instante!
Cada vez que tenía que pagarte por los mandados, me mirabas como ternero desvalido.
Por ello empecé a acariciarte el rostro cada vez que me despedía, y el día que me brincó el sapo, sabía que no lo habías hecho con mala intención, sino que me considerabas muy especial en tu vida para querer enseñármelo.

- Reaccioné de esa forma porque sabía que era imposible que un chiquillo fuera a ser mi prometido, que no podías ofrecerme nada, simplemente eras un niño. Imagínate lo ridículos que nos habríamos visto, habríamos sido el hazmerreír del pueblo, y mis papás me habrían encerrado en un manicomio con toda seguridad.

- Y ya con familia, cada vez que llegaba a tu almacén para hacer compras, exclusivamente me atendías, tu mirada siempre te delató, aunque debo de reconocer que eres todo un caballero y te gustaba discutir conmigo los precios, para al final ceder.

(Chindo la sigue mirando con lágrimas en sus ojos y asiente con la cabeza dándole la razón; pero sin soltar sus manos)

CHINDO: Pero te sigo queriendo Maura. Y con amor del bueno.
Entonces… ¿qué decidís... ¡¿Me quedo o me voy?!

(Maura volvió a sonreír)

MAURA: ¿Vos qué creés grandísimo tonto?... quiero que te quedés.

(Jacinto le da un beso como sello de su declaración de amor. De pronto, Maura se exaltó y pone sus manos sobre su boca

MAURA: ¡Ay, Dios... ¡Qué torta!

(Chindo todo asustado y sorprendido)

CHINDO: ¿Qué? ¿Qué?... ¿Qué?!!!  ¿Qué te pasa?!!!-.

MAURA: Pues que como jamás me imaginé que esto podría ocurrir, hace poco mandé a avisar a la familia que me pensaba morir pronto, con fecha y hora y que tenían que ir haciendo los preparativos. En parte por ello es por lo que no hay nadie hoy en casa, porque los tengo corriendo para tener todo listo, incluso hoy quería comentarte sobre la chicha para mi velorio, y esta probadita de aguardiente me pareció apropiada para decidir si por una u otra bebida, o mita y mita.

CHINDO: Pero Maura… ¿De verdad que vos estás loca?
A quién se le ocurre decir que se quiere morir, así porque sí...  decide la fecha y hasta la hora. Para colmo de males también organiza su velorio…
¿solo a vos se te ocurren esas cosas?-

MAURA: ¡Diay ! ¡Qué esperabas!... para mí ya la vida no tenía sentido.
- La familia ya creció, … cada uno tiene que atender lo suyo y allá en cada muerte de obispo se acuerdan de mí.
- Y cómo te dije, ni por la mente me pasaba que entre tú y yo podría ocurrir…. Bueno… Lo que ha ocurrido.
- La familia no puede saber esto, y ya eché a andar mi funeral. ¿Qué hacemos?-

(Chindo camina por la cocina de un lado para el otro rascándose a veces la barbilla, a veces la cabeza, sin quitar la vista del piso. De pronto, se gira hacia Maura, se acerca hacia la mesa para apoyar ambas manos y con serenidad le propone un plan.)

CHINDO: Descuida, todo va a salir bien.
Vas a continuar con lo que le dijiste a tu familia, que lleguen y organicen las cosas de acuerdo a tu voluntad, que el pueblo también se dé cuenta para que sea más real, Hablá con el cura para que venga hasta la casa para que te confiese, absuelva de tus pecados y te de los santos óleos.
- No le vas a confesar nuestros planes, me oís porque entonces echarías todo a perder.

MAURA: Pero hombre. Cómo vas a creer que yo le voy a mentir al padrecito. Si se llega a enterar de que todo es una farsa me va a descomulgar.
CHINDO: Qué no va a pasarte nada carambas. Es por una buena causa, por favor comprendé.
Yo te voy a traer la chicha y la pólvora, seguirás con tus planes hasta el final.
Eso sí, no me pidás que me quede en el velorio porque eso no lo soportaría, y con suerte al que tienen que enterrar es a mí.
- Yo estaré en ese momento supervisando y manejando la pólvora, porque para mí, las bombetas no estarán anunciando tu funeral, sino todo lo contrario, en mi corazón anunciarán que te amo y que estoy muy feliz por nuestra nueva vida.
- Eso sí… cuidadito con morirse de verdá.
- Solo hacés la pantomima… pa’ luego celebrar con una buena fiesta todos los años que nos quedan.

(Ambos se muestran tan felices por la solución a tan controversial problema, que se vuelven a abrazar y a besar. Pero esta vez Maura besa y abraza a Chindo con furor, como si el resto del mundo no existiera.)

NARRADOR: Para Chindo es como si en verdad tocara al cielo con las manos, no podía creer que por fin podía demostrar sin temor sus sentimientos a la mujer que toda su vida había amado.

Para Maura, era como si despertara de un sueño, que aquel chiquillo con dulce rostro sería el hombre que le aguardaría fielmente en silencio.

(Se despiden, para no despertar sospechas, con la promesa de verse pronto, y aunque se trataran como de costumbre, Maura y Chindo se sentían más unidos que nunca).

¿Cuándo la familia se daría cuenta del asunto?
¿O los fisgones del pueblo?...

Eso por ahora es lo que menos importancia tiene. Que las cosas sigan su curso, tal vez en algún momento se sabrá. https://www.youtube.com/watch?v=6MGTK-MHSSg

A ellos simplemente les interesa vivir ese amor apasionadamente, porque, al final de cuentas, la vida es corta y el tiempo perdido, ¡hasta los santos lo lloran!

jueves, 3 de octubre de 2024

Chindo y Maura con otros cuentos

Chindo y Maura con otros cuentos. 
Son seis cuentos cortos de Marie Lissette Alvarado y José Alberto Villalobos.

  1. Chindo y Maura.
  2. La venganza.
  3. Al filo de las doce.
  4. Go-karts en las Fosas del Panteón.
  5. De Caronte a Plutón en seis horas.
  6. Esas cosas de la vida: las computadoras.
94 páginas, blanco y negro, con ilustraciones.

EDiNexo, noviembre 2015

ISBN. 978-9968-557-97-9
CR863.8
A445ch



¢ 5000; u.s $ 10.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Federico, Pepe y Marina (apuntes para un corto de Teatro)

(Pepe y Marina son esposos. Marina está a punto de dar a luz. Llaman a Federico quien es el chofer de UBER, que todos los días lleva y trae a Marina a su trabajo en el 911. Se dirigen al Hospital Calderón Guardia, donde los espera el Dr. Ardón para atender el parto. Marina y Pepe se bajan del carro y se despiden).
  • [Pepe]: Muchas gracias, Federico, no sé qué haría sin vos. Siempre estás presente. Te debo una. ¡Que una, te debo muchas!
  • [Federico]: Me voy a quedar aquí en el parqueo, por si vos o doña Marina me necesitan para algo, quien quita un quite.
  • [Marina]: Ay siiii..., Federicoquillooo.., gracias por todo, que salvada que vos siempre estás a un telefonazo de distancia. No sé qué haría yo sin el mejor amigo de mi “husband”. ¡Verdad que sí…! Pepiiillo.

(Pepe y Marina se van y luego entran al consultorio del doctor Ardón que le ofrece una silla a Marina)
  • [Ardón]: Pase adelante doña Marina, siéntese aquí, ya casi la pasamos a la camilla para que usted comience su labor de parto. Veo que está prontísima.
    (dirigiéndose a Pepe): Usted se queda afuera, mire, puede sentarse en aquella silla. Lea una revista; no se puede fumar. Pero espere tranquilo (sonrisa muy burlona).
    A usted nada le va a pasar. Cualquier cosa que yo no pueda resolver le pego una llamada. ¿Es 27 05 50 síiiii?
(Pepe se retira y se sienta en la silla, toma una revista y sacar el teléfono celular)
  • [Pepe]: (pensando en vos alta): Voy a poner a cargar este bicho, no sea que la llamada de Ardón me coja sin carga.
(Federico está en el parqueo dentro de su carro, muy tranquilo, casi dormitando)
(Marina comienza a sentirse incómoda, siente un dolor cada vez más fuerte en la parte baja del estómago)

  • [Marina]: Ayay, Ayyy.., doctor, cada vez me duele más, es mi primera vez, deme algo para aliviarme. A lo mejor el chiquito de Pepito es muy grande. Ayayay, ya no aguanto.
  • [Ardón]: No se preocupe Marinita, usted va a ser la primera en usar este invento chino. Es maravilloso, lo compré en un laboratorio chino, en Wuhan, ¡libre de covid, por supuesto!  Me llegó ayer. Mírelo no es una monada.
  • [Marina]: y cómo funciona… no me va a pasar nada, ni a Pepe. Es que no tenemos más familia. ¡Bueno sin contar a Federicoquito que es como de la misma casa!
  • [Ardón]: No… no. Miré funciona así. Yo le pongo un porcentaje, voy a ponerle 10% y entonces aquí está la maravilla. ¡¡¡El mismo porcentaje de dolor se le pasa al papá de la criatura!!!
    Solo le coloco esta pinza en el ombligo, que identifica el ADN de usted y el bebé. Esta maravillosa antenita localiza al padre, en un rango de cien metros. 
  • [Marina]: ¡¿Cómo?! Bueno que sea lo que sea. Diay probemos.
(Vuelven a ver a Pepe y este muestra total normalidad)
  • [Marina]: ayayay… Ardoncito (le agarra la mano donde no tiene el aparatito)… Me sigue doliendo mucho…. Póngale un 50% a esa chinada.
    Cree que sirva, porque no es gringa verdad. No está hecha por la TESLA de Elon Musk. Bueno a la mando de Dios.
  • [Ardón]: Bueno casi…, no se preocupe, auque me llegó de contrabando desde  Taiwán. creo que aguanta un 100 %} (le da vuelta al control hasta el final).
  • [Marina]: (como drogada): Aaahh Ardoncito estoy como en la nube, no siento nada.
    De verdad que se le pasa al papá del niño.
    ¡Hay que torta!, que estoy diciendo y ahora ¿que hago?
    A lo mejor no funciona con la hora de Costa Rica.
  • [Ardón]: no se lo dije… Estos productos coreanos son buenísimos, … Casi como las las novelas turcas.
(Pepe sigue dormitando en la silla, pero con su celular en la oreja y con altavoz)
(entra una llamada al celular de Pepe.. ring muy fuerte)

  • [Pepe]: Aló doctor Ardón, que pasó, cuénteme, todo ha salido bien… Aló… Aló.
  • [Federico] (en altavoz): ¡No Pepe!…, no es el doctor…, soy yo Federico.
    Pepe, Pepe, (jadeando) estoy aquí en el taxi.
    Pero creo que me voy a morir.
    Tengo un terrible dolor en la parte baja del estómago. No me lo explico. Todo estaba bien hace cinco minutos.
    Ni te lo imaginas.
    Bueno quizás Marina.

domingo, 22 de septiembre de 2024

Esas cosillas de la vida: las computadoras (Apuntes para una obra de teatro)

Por Marie Lissette Alvarado
(8 de abril de 1986)
EDiNEXO, 2025. ISBN: 978-9968-557-97-9
I acto

(En la casa de una familia de clase media, aparentemente común y corriente. La madre de mal gusto para vestir, usa ropa ridícula, está absorta día y noche por la radio. El padre; un alma de dios, un conformista y pasivo mediocre, lo que haga su hijo está bien, aunque no sea lo correcto.

El hijo, llamado igual que su padre, Juan José, le dicen Juanito y quiere sobre todas las cosas una computadora.
Al fin un día entró Juanito con su codiciada computadora que se la choriceó a un amigo en turbios negocios; la única excusa que dio fue que la consiguió en una compra y venta).

Narrador: Juanito un muchacho de 17 años, consigue una computadora, -lo único que quiere- y la lleva a su casa, donde encuentra a su madre escuchando radio, desatendiendo sus deberes de esposa, madre y ama de casa.
La familia es de clase media y está contituida por Juana la madre, Juan José- el padre, Juanito y Jacinto los dos  hijos.

- Juana: (Juana está escuchando la radio, masticando chicle y  mira a su hijo al que siempre le llama nene, llegar a la casa en forma misteriosa con un gran paquete. Con  voz  exaltada, pero  perezosa se dirige a su hijo.)
- Oye nene… ¿Qué es eso?
- Juanito(con un tono despistado, trata de evadir la pregunta de su madre con otra pregunta):
¿Qué cosa mami?
- Juana: ¡Eso que llevas entre las manos hombre!
- Juanito: Es el último grito tecnológico, y le dicen el ombligo.
- Juana: (pregunta con extrañeza): ¿El ombligo?
- Juanito: Si… porque todos tienen uno.
- Juana: ¡Suave, suave! ¿Y de donde conseguiste ese cachivache, ombligo o lo que diantres sea?
- Juanito: ¡Ah!... un amigo me ayudó a hacer el chorizo… digo la compra y… aunque con un poco de sacrificio la conseguí.
- Juana: (bajando el volumen del radio, pone sus manos sobre la cintura, dice con cara de enojo) 
- ¿Y a qué sacrificio te refieres?... ¿En qué enredos o jaranas te has metido?
- Juanito: ¡Oh mi máma!... por una computadora yo sacrifico hasta la vida.
- Juana: ¿Qué me cogistes?
- Juanito: Nada mi máma.
- Juana: No me mintás porque cuando lo descubra te va a ir bien feo, ya sabés como soy cuando me enojo Juan José, así que más vale que aflojés y me digás la verdad.
- Juanito: (acorralado por las amenazas de su madre le confiesa con cara de arrepentimiento)
- ¿Recuerdas las viejas joyas de agüelita y los dientes de oro de agüelito?
- Juana
¿Qué hicistes(Finge que se descompone):
- ¡So bruto, te debería de matar; qué sacrilegio!
(En su enojo toma lo primero que tiene a su alcance –el radio- para reventárselo en la cabeza a su hijo, pero al ver que es su adorado radio, se arrepiente y lo acaricia, mientras que Juanito que se había encogido de hombros, abre un ojo y al verse fuera de peligro se endereza.)
- Juanito:
¡Pero mamita!, no estás viendo que las computadoras son ahora una parte vital de nuestras vidas y además me irá ayudando en mis estudios, en mi desarrollo intelectual y… además.
(Hace gestos de que la está convenciendo)
- Juana(Resignada  y con lágrimas en los ojos le indica a su hijo que se detenga y mueve su cabeza para mostrarle que la convenció):
- Bueno (suspira) 
al fin y al cabo es para mejorar tu futuro.
(Mira hacia arriba, hace una oración y les pide perdón a sus difuntos padres por lo que hizo su hijo):
- Mis negritos… perdónenlo porque no sabe lo que ha hecho, pero piensen que es su nieto, ¡y que por él… todo!
- Juanito
Gracias mi máma! (señala su habitación) 
- N
o permitás que nadie la toque, porque como es de segunda no está funcionando del todo bien y luego algo malo puede pasar…
- Juana¡Ay mijito!   Con ese basurero que tenés por cuarto, quien va encontrar esa chanchada, solo usted… pero bueno, está bien nene.
(En ese momento entra Jacinto, el hijo menor – tres años menos que Juanito. Es muy atarantado y despistado como el papá.)
- Juana: (vuelve a encender la radio, nota su presencia y le dice)
¡Jacinto… Jacinto!, que por orden de tu hermano no le toques el ombligo para nada.
- Jacinto (ante lo que oyó pone cara de sorprendido y se rasca ligeramente la cabeza, encoge momentáneamente los hombros como si nada y dice): Tá bien… ma.
- Juan José Chapón: (Entra casi al mismo tiempo el esposo y padre, algo desaliñado y cansado del trabajo. Se acerca a su esposa, la besa en la mejilla para saludarla. Juana, sentada en su sillón favorito y apenas si desatiende la radio): ¡Hola mi amor!
- Juana: (con cierto desgano): Hola Juan.
(En ese momento parece regresar a la realidad, se percata de la hora y con un gesto de aparente admiración dice):¡Ay no!... La comida.
- JJ¿Qué… Otra vez…?
- Juana¡Ay Juan Chepe, qué pena!... pero no te preocupés ya te preparo unos bocadillos y un fresquito (sale corriendo hacia la cocina).
- JJ: 
Pues ni modo…
(Sube un poco el tono de su voz y habla en dirección de la cocina para que le escuche su mujer)
- Pero de vez en cuando sería bueno comer comida casera, preparada por tus manos, y sentarnos a la mesa como la gente.
- Juanito: (Llega a la cocina, su madre sigue atarantada, intentando preparar algo para su esposo, y lleno de emoción le cuenta a su madre sobre los avances que ha hecho en su computadora)¡Oye má!  Vieras todo lo que he aprendido en la comp…
-Juana (colérica)Ay nene! Como se te ocurre molestarme en este momento con cosas estúpidas y sin importancia, no ves que ni siquiera tengo lavados los platos de ayer.
Tu papá ya llegó y me pescó sin la cena preparada, estoy viendo que preparo rápido para llenarle la panza y que se vaya a dormir.
Si querés comer algo ahí después te dejo lo que sobre, pero ahora no me jodás.
-JuanitoDe por sí, ya no importa ma…
(Juanito refleja tristeza y decepción, sale de la cocina y se dirige a la sala para conversar con su papá; pero es inútil, éste apenas si le pone atención entre dormido y despierto. Se levanta y se dirige a su habitación y enciende su computadora para hablar con alguien):... ¡Oh mis tatas!
- Computadora (Juanito sentado frente a ella;  la enciende pero se queda un momento pensativo; de pronto la computadora le responde)¿Qué te ocurre Juan?
- JuanitoPues que ellos no me ponen atención, no les importo y esa es la pura verdad!
- Computadora: Tú me importas, me preocupo por ti.
- Juanito¿De veras? Gracias, la verdad es que tenerte conmigo ha sido las mejor experiencia de mi vida. Bueno,… (Mira el reloj acongojado) Tengo que irme pues mi novia me espera.
- Computadora: ¡No te vayas! No me gusta que me apagues y me dejes sola, … yo soy todo lo que necesitas.
- Jacinto (Entra inesperadamente  a la habitación y le pregunta a su hermano): ¿Qué es eso, por qué estás hablando a solas?
- JuanitoNada… ¡aquí ni te metás!
- Jacinto (sin poner atención a su hermano se acerca curioso y dispuesto a tocar): Qué bonita,… ¿qué es?
- Juanito (Colérico le pega en la mano y le dice sentenciándole con el índice de su mano)¡Te digo que nada idiota!  Y no te atrevas a tocarla porque no respondo.
(Jacinto se asusta y se retira, así también velozmente se va Juan a donde su novia.)
II Acto

- Narrador: Juanito se encuentra con su novia Josefa. Una muchacha sencilla, para ella carece de valor charlar sobre asuntos de computadoras. Piensa que el noviazgo es para entregarse al amor y albergar la esperanza de llegar a casarse, criar hijos y engordar frente al televisor.

Josefa: (Poco a poco la dulzura de su rostro se va desvaneciendo. Constantemente y con angustia mira el reloj y balbucea algunas barbaridades para aplacar su cólera. No se percataba  que Juanito llega por detrás)
- Juanito: (de sorpresa salta como un conejo detrás de Josefa y dice.): ¡Mi amooooorrrr!
- Josefa (Se sobresalta, se toca el pecho del lado del corazón, lo mira sobre exaltada y le grita)¡Bruto, casi me matás del susto!
- Juanito (Se ríe de su gracia, la abraza y con un beso se disculpa)Perdona que me atrasara es que de camino me topé con un compa que me prestó este libro que explica cómo manejar las computadoras, ¿No te había contado que me conseguí una?
- Josefa (con el menor interés responde): ¿¡Ah! de veras? ¡Qué interesante! (Pero aunque quiso en ese momento buscar algo de amor para que Juan olvidara el tema, este continuó con ferviente entusiasmo.)
- Juanito:… También me prestó este juego electrónico portátil, mira qué lindo, y eso no es todo, ¡es que está  chivísima!
- Josefa (con mueca de desprecio y con un tono de voz que da a entender su hastío al respecto)Si, ya te dije que es muy lindo.
(Juanito ensimismado con el aparato no le prestó la mayor atención, cosa que su novia consideró muy ofensivo y salida de sus casillas le dice muy determinada.): Oíme bien Juanito, venís a verme a mí o a jugar con esa cochinada.
- Juanito: ¡No es una cochinada, nena! Solo quería terminar este nivel para salvarlo y ya. Además la tecnología nos lo proporciona para disfrutarlo al máximo, eso para mí es bueno y lo disfruto a mis anchas.
- Josefa (Trata de controlar la situación y un tanto seductora le dice):
¿
Y yo… Tampoco tengo derecho de disfrutarte… un ratito a mis anchas?
- Juanito (Reacciona por un momento y actúa dulcemente y la abraza)Claro que si… ¡Mi amor!
(Pero justo a las espaldas de Josefa, Juanito empieza a leer en voz baja el libro que le prestaron. Josefa al darse cuenta se separa de él furibunda, moviendo los brazos y caminado de un lado para el otro explota en llanto).
- Josefa¡Es el colmo!... ya no te importo, ni soy interesante para ti, soy como una piedra.
- Juanito (Confundido con la reacción de su novia)No mi amor, no es para tanto…
- JosefaSí… No lo niegues, creo que si tuviera alambres y circuitos estarías enamorado realmente de mí.
- JuanitoNo digas eso…
- Josefa: Tú eres el que se ha convertido en una máquina insensible. Estúpido… No quiero volver a verte. (Se retira muy molesta, aún llorando y a paso marcado.)
- Juanito (No sabe cómo reaccionar, se siente desorientado y perplejo):
¡Mujeres! ¡Quién me tiene a mí metiéndome con ellas! (Le grita a Josefa.)
¡Tu eres la estúpida, no sabés lo que te acabas de perder! (Se retira para su casa diciendo para sí mismo)¡Volverá!... apenas se le pase la chicha… ¡Volverá… todas lo hacen!

III Acto

- Narrador: Juanito regresa a la casa entra arrastrando los pies, cabizbajo, tira la puerta y se dirige lentamente a su habitación. Juana como siempre pegada a su radio se da cuenta de que su hijo tiene problemas y cosa que nunca había hecho en su vida intenta infructuosamente establecer un diálogo con su hijo.
- JuanaNene, …¿Qué te ocurre?
- Juanito (Ni la mira y le responde en voz baja)Nada.
- Juana (Se acerca a su hijo y lo intenta abrazar)¿Pero esa cara mi vida?
- Juanito (Reacciona agresivamente quitándosela de encima y con gestos de animal herido contesta): ¡Nada! … No me pasa absolutamente nada. ¡Dejáme en paz!
(Sin palabras Juana vuelve a su lugar y sigue oyendo radio.
Juanito entra a su habitación, se acerca a su computadora, la enciende, y luego le pregunta con temor)
¿Me querés,… Te importo?
- Computadora:… Si… Te quiero.
- Juanito:… Uy que feliz que me hacés, sabés lo preocupado que estaba de que no me respondieras.
Fíjate que mi novia ya no me quiere, a mis padres no les importo, ni les interesa lo que hago, ni me comprenden.
Me siento solo, vacío, siento miedo en el cuerpo y frío en corazón, es un temor a sentirme invisible en este mundo.
- ComputadoraNo te preocupes debes confiar solo en mí, jamás te defraudaré porque soy tu amiga, te seré siempre fiel y a tu servicio las veinticuatro horas si es necesario.
Recuerda que los seres humanos son malos e imperfectos; en cambio yo te daré conocimientos, entretenimiento, buscaré lo que necesites y te ofreceré todas las posibilidades para que te realices.
Tomaré las decisiones que dirijan tu vida por ti, porque me preocupo e intereso en ti.

- Juanito (En un gesto de alegría; por fin cree encontrar a alguien o algo a quien darle su cariño, obediencia y absoluta confianza, y muy complacido le da las gracias y se despide)Gracias. No necesito a nadie más a mi lado, contigo me siento seguro de mí mismo. Por ahora te voy a apagar, buenas noches, hasta mañana.
(Al despedirse Juanito no se dio cuenta de que su hermano estaba escondido observándolo.)
- Jacinto (Monólogo): 
Estoy solo, mi hermano nunca me trata bien, ni me deja acercarme a sus juguetes. No importa lo que yo haga, no importa lo que me esfuerce por caerle bien y ayudarle, siempre quedo mal con todos y a se viven humillándome. Veré si su nueva amiga, también quiere ser mi amiga y tome las decisiones de mi vida. Entonces ya no me preocuparé más. Mañana apretaré ese botón rojo. Nadie se dará cuenta, Juanito y papá estarán afuera y mi mama; … pues con la oreja pegada al radio.
(Es la mañana siguiente Juanito, Juan José y Juana, cada uno por su lado toman café.)
- Jacinto (Curioso e imprudente entra a la habitación de su hermano, se acerca a la computadora le  habla tímidamente)
¡Hola!
(La máquina no responde, se acerca más y dice):…¡Hola!, me llamo Jacinto… soy el hermano menor de Juan; ¿quieres también ser mi amiga?
(Le aprieta todos los botones, conecta y desconecta cables): ¿Estás dormida aún?
(Las travesuras de Jacinto ocasionaron un cortocircuito, la sobrecarga lo alcanza ocasionándole un shock y dejándolo inconsciente  tirado en el piso. El escándalo y como se fue la luz en la casa, todos llegan al cuarto de Juanito).
- Juana (Al ver su hijo tirado en el suelo y sin acción alguna se lanzó llorando sobre su hijo, mientras que Juanito se lanzó sobre su computadora que ahora inservible solo echaba humo)
Jacinto, Jacinto, mi vida, mi cielo. Háblame, decime algo. Juan, Chepe… andá a llamar a la ambulancia, corré hombre, corré.
- Juanito (Examina la computadora y ve que no funciona, se vuelve hacia su padre y le mira con desesperación)Mi tata, la máquina no sirve porfa, llámame primero al técnico… Pá nunca te pido nada, te lo suplico es una emergencia… Ayúdame.
JJ (Aturdido por las súplicas de ambos titubea y no sabe a quién llamar primero, piensa unos segundos, mientras los otros le gritan.)
- Juana: Juan Chepe, la ambulancia, la ambulancia.
- JuanitoEl técnico, el técnico.
- JuanaPero movete Juan Chepe… ¿o te quedaste pegado al piso?
- JuanitoPá…, llama al técnico, que sin la compu  yo me muero, es toda mi vida.
- JJJuana…, yo creo que mejor llamo al técnico para que el nene no sufra tanto… y luego llamo a la ambulancia… Ya vengo.
- Juana (No daba crédito a lo que escuchaba, y boquiabierta se desmaya).
- Juanito (Al escuchar a su padre se vuelve feliz y acaricia a la computadora como para confortarla; en ningún momento se preocupa por la situación de su hermano)
- Tranquila amiga, ya te van a arreglar, no te preocupes, yo nunca te fallaré, te seré siempre fiel.
(Juanito le da un beso a la computadora, termina el acto).

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