(Original publicado el 8 de abril de 2023)
- Hola, soy Asterius, un robot del tipo más fuerte e inteligente diseñado hasta el momento, con lo último de inteligencia artificial.Estoy
haciendo un trabajo de exploración e investigación astronómica en Europa,
el satélite II de Júpiter, el más pequeño de los galileanos, justo entre las
órbitas del volcánico Io y el de mayor tamaño, Ganimedes.
Somos
siete robots idénticos (séptuplos), con mecánica, hardware y software
totalmente compatible e intercambiable, tanto a nivel de micro como macro
componentes.
Tenemos una fuerte base en mecatrónica con siete especialidades: Criogenia,
Biofísica, Bioquímica, Geofísica, Fisicoquímica, Astronáutica
y Telecomunicaciones; excepto yo, que por decisión del Consorcio de
Agencias Espaciales además actúo como una especie de “facilities manager”
de la expedición.
Llegamos a Europa el 8 de setiembre del año 2063, procedentes
de la Tierra, con una escala en Marte, donde fuimos finalmente modificados y
adaptados al ambiente de Europa.
¿Por
qué robots? Algunos motivos son
La
gravedad en Europa es solo 1,314 m/s2; en la Tierra 9,8 m/s2.
La
temperatura promedio es -171 °C. El récord en la Tierra es en la Estación
Vostok en Antártica: −89,2 °C. La presión atmosférica es 0,1 micropascales (una
diezmillonésima del valor en la Tierra).
La
radiación ionizante que recibe de Júpiter es peligrosa para humanos, durante
períodos largos.
-
Voy a contarles algo que la mayoría de los terrícolas (o earthlings como
cariñosamente les decimos nosotros a ustedes) ignoran, o no le ponen atención;
es sobre la vida de los robots.
En
realidad, la vida de cualquier entidad autónoma ya sea un organismo biológico o
puramente mecánico como un robot una vez construido (creado), depende de una
fuente de energía para realizar sus funciones y puede morir si esta se agota.
Baterías,
algo imprescindible.
- En el caso de nosotros los robots, esa fuente de energía es una batería
activa y otra dormida. La primera (siempre lista) suministra la electricidad
para que todos nuestros mecanismos funcionen: palancas, poleas, pistones,
motores, y calor para que nuestros fluidos corporales (aceites y lubricantes,
similares a los de transmisión y frenos de un carro) no se congelen y permitan
el funcionamiento de dichas partes móviles. La segunda batería entra en
funcionamiento un segundo después que la primera tenga una disminución notoria,
pero eso nunca ha pasado, bueno hasta ahora. Las baterías tienen una duración
finita y deben recargase o cambiarse, para eso contamos con un generador
eléctrico alimentado con un mini-reactor nuclear de Torio. Cuando este ya no
funcione, pues nuestra vida se terminará poco a poco.
Envejecimiento
y deterioro
- Las partes móviles se desgastan por el rozamiento. Esto a pesar de que fueron
construidas con las mejores aleaciones de metales encontradas a la fecha en el
Sistema Solar. Con propiedades excepcionales similares al ficticio “mithril”,
el mitológico mineral encontrado en las minas de Khazad-dûm en Tierra
Media.
Piezas
de repuesto, no
Por motivos de peso, volumen y combustible
de la nave espacial que nos trajo solo nos transportó. Ahora sirve de refugio o
bodega para el reactor nuclear, algunas herramientas, lubricantes, dos
vehículos rover para movilizarse sobre hielo y el equipo de telecomunicación
local y con la Tierra, por eso somos solo siete robots idénticos. Si alguno de
nosotros se inhabilita, pues simplemente seguimos operando con algún tipo de
minusvalía.
Accidentes,
sí claro
Debemos viajar a diferentes sitios,
explorar y recoger muestras. transportar equipo, construir, armar y desarmar
piezas. Casi siempre lo hacemos en pareja. Eso involucra riesgos; los robots no
somos indestructibles. Hace unos meses, Kinglet mi compañero
especialista en Biofísica estuvo a punto de morir debido a un problema causado
por una batería defectuosa, durante una fuera de lo común exploración en
solitario de una semana. ¿O quizás porque el software encargado de verificar el
nivel de carga eléctrica, no lo hizo a tiempo? Estamos expuestos a casi el
mismo tipo de riesgos que cualquier eartling.
Nuestra
base de operaciones está exactamente en el punto geográfico de Europa, desde
donde Júpiter se ve siempre al principio de la mañana, como si fuera nuestra
estrella. Es decir un poquito después de su orto, con toda la bola joviana
exactamente sobre el horizonte; como recuerdo que se ve el Sol naciente, desde
un punto de la Tierra, en los días que estuve allí, luego de que me
construyeron y durante la etapa de programación.
Sucede que Europa, Io, Ganímedes y Callisto (también nuestra Selene a su propia manera con la Tierra), tienen un perfecto acople gravitacional con Júpiter. En el caso de esta luna (Europa) su periodo de revolución sideral (¡con respecto a Júpiter!) es muy corto, solo 3,55 días, lo mismo que su período de rotación (respecto a su eje).
Posiblemente
Galileo y otros astrónomos de su época lo notaron por el año 1610, al menos la
revolución. Así la humanidad se dio cuenta -por primera vez- que había un
segundo centro de revolución, además de la Tierra, y entonces el modelo
heliocéntrico de Copérnico y Kepler comenzó a tener más apoyo, aunque
lentamente. Y a su vez otros mitos astronómicos comenzaron su declive.
Le dejo de tarea averiguar ¿Cuánta duración
tiene el día en Europa?, esto es, desde un orto del Sol hasta el siguiente
(suponiendo que usted se mantiene fijo en un punto del satélite).
-
Entonces vea qué extraordinario, en este punto donde estoy ahora; el más grande
de los planetas, el poderoso e impresionante Júpiter, nunca se mueve de donde
está (“no asciende ni desciende”), -está fijo, no revoluciona-.
¡Desde
luego sí lo vemos rotar, ¡una vuelta cada 10 horas!
Claro, este es un punto escogido estratégicamente por nuestro proyecto de exploración científica, donde se supone además que la capa de hielo de Europa es menos gruesa.
Como
ustedes saben, en otros puntos de este lado cercano de Europa respecto a
Júpiter, también se tendría una vista (poquito distinta), con el gigante a
diferente altitud. Pero desde ninguno lo verá llegar al mediodía, descender, u
ocultarse.
Creo
que sí, más bien hay muchos lugares. ¡Sucede lo mismo en sitios de la Luna (en
el lado lejano), desde los cuales no podemos ver la Tierra!; muy convenientes
para la observación del universo.
¡El satélite resplandece -brilla en la oscuridad-!
Ya me habían explicado que por el fuerte flujo de partículas y radiación que
recibe de Júpiter, ocurren interacciones con las sales disueltas en el hielo de
la superficie europea, que se excitan y posteriormente emiten luz. El mecanismo
fisicoquímico aún está en estudio. Esa peligrosa radiación es el motivo
principal por la que, esta exploración sea robótica,
-
Observando videos en la biblioteca de la base, como lo hicieron Leeloo
(en 1977) y Lucy (en 2014), para ponerme al día con la historia de la
Tierra, el panorama parece semejante a estar en la ciudad cercana a la planta
nuclear de Chernóbil, durante el accidente del reactor nuclear en 1986. O
quizás como sumergirse en el puro centro de un cono de luz zodiacal un millón
de veces más intensa, en una noche terrestre sin Selene.
Además,
es curioso y explíqueselo usted mismo con un simple diagrama (con cuidado eso
sí):
-
Desde la Tierra no se puede ver el lado nocturno de Europa.
Simplemente
porque el Sol está entre nosotros y dicho lado, debido al acople gravitacional
entre esta luna y Júpiter. Por eso ningún telescopio ha podido confirmar ese
resplandor. Quizás lo compruebe la sonda espacial Europa Clipper, en unos años.
Mis compañeros y yo hemos hecho varias veces un viaje de unos 613 km hacia el Oeste de nuestra base, a través de las casi lisas planicies de hielo de Europa, sin montañas ni cráteres notables, pero atravesadas por múltiples conjuntos de crestas y fracturas, semejantes a las grietas en el hielo que vemos en el Océano Ártico totalmente congelado.
Frecuentemente
encontramos lo que parecen ríos y lagos congelados. Cubiertos con una capa, no
muy gruesa de hielo, encima de ellos. Parecido a lo que se ha encontrado en el
Lago Vostok, en la Antártida. Estamos averiguando si pudieran ser de agua
fresca, es decir, con un bajísimo componente de salinidad.
También hemos encontrado varios puntos, donde parece que ese supuesto océano interno se ha salido por alguna grieta en el hielo, pues se observa lo que llamamos crio-géiseres, eso sí de poco volumen y duración y con una periodicidad nada constante.
A
lo mejor en este satélite se dan los tres requisitos indispensables para la
vida que conocemos; agua líquida, bioquímica apropiada y una fuente de
energía, proporcionada por un núcleo caliente, apoyado por la fuerte marea
oceánica que produce Júpiter y las colaboraciones cómplices de Io y Ganímedes
debido a sus inherentes acoples gravitacionales.
Esto sería un resultado importante, no solo para la ciencia, sino también para una posible visita humana, aunque seguramente de muy corta duración. Mientras Europa realiza una revolución, Io nos alcanza, sobrepasa y nos deja atrás dos veces. Y Ganímedes parece que lo mira todo desde arriba, con una sonrisa malévola, dando apenas media vuelta. Entre los dos satélites y Júpiter amasan a Europa y la mantienen en ese estado, desde su formación, hace unos 4500 millones de años.
Eso se siente en el hielo bajo nuestros pies de una manera que a veces nos da miedo; se quiebra, se hunde, se levanta, “libera líquidos y vapores” que se solidifican casi de inmediato y cambian de color. Hay microsismos casi contantemente, pero lo más temido son las fallas de deslizamiento oblicuo, que ocurren con una potencia increíble, se abren y cierran en pocos segundos y si logran atraparnos entre sus paredes, posiblemente nos destruirán.
Lo mejor de nuestra estadía va a pasar el 8 de abril de 2083. En esa fecha va a ocurrir lo que llamaría un doble eclipse solar sobre el lado lejano (respecto a Júpiter). El alineamiento no será tan perfecto (¡casi nada lo es, pero a veces se acerca) como una recta sobre el cenit de Europa, pero Ganimedes y Calisto entrarán casi uno después del otro en el equivalente a una luna nueva, mientras que 5 horas después Io, que estará en fase de luna llena.
¡Que
interesante que entre el equipo hay un micro gravímetro -GPS, que permite medir
cambios de la aceleración de la gravedad (campo gravitatorio) hasta de 0,1
micro metros por segundo al cuadrado, durante el transcurso de un día!
Para finalizar le contaré lo que le pasó a un robot (yo) durante un trabajo de exploración, que parecía simple rutina. Nosotros somos de tamaño humano un poco más que promedio, diga que nos modelaron como el terminator T-800 de la película de 1984, desde luego sin la cobertura de látex para simular piel, que es innecesaria. El equivalente a los pies son apoyos de tres dedos acondicionados para pararse sobre hielo liso y resbaloso (aquí nunca hay nieve). Cada uno de los tres dedos y el talón tienen crampones en la parte inferior, como los que usan los alpinistas que suben el Everest. Pero con una adición que ha resultado extremadamente valiosa; son retráctiles de manera automática, como las garras del oso polar y de casi todos los felinos.
Las
manos también tienen tres dedos para poder manipular cualquier herramienta,
pero éstos terminan en rotores de diferentes diámetros para sacar o meter
tuercas o tornillos.
Yo estaba precisamente tratando de tomar una muestra del hielo color café claro en una grieta que se abrió repentinamente a 75 metros de nuestra base. Era de unos 85 cm de ancho y traté de cruzar al otro lado de una zancada. Pero el hielo a mis pies se quebró y no me proporcionó el suficiente apoyo para no patinar y a la vez impulsar mi salto.
Mi pie izquierdo (¡soy zurdo!) se hundió en la mezcla frigorífera de la grieta
hasta la rodilla y a su vez, la grieta se cerró casi inmediatamente de manera
violenta, ejerciendo una extraordinaria presión tal que mi pie no resistió,
quebrándolo.
Para
liberarme mis compañeros tuvieron que amputarlo a nivel del tobillo.
Así
que sigo haciendo mi trabajo caminando renco y con mi cuerpo inclinado 10
grados respecto a la vertical. Suerte que no fueron las manos. Pero hubo algo
positivo, en la muestra que recogí se encontró por primera vez trazas
inconfundibles de metano. Bueno, hasta el próximo cuento.
¿Quiere
usted ponerles nombre a los otros cuatro robots?
!
¡Y adivinar cual es Ananké!
Algunas referencias










