Es mi personaje de historieta favorito, que he tenido la oportunidad de conocer en
vida: Efraín Vargas Arrieta.
Conocí a
Efraín en 1955, durante un viaje que hice a Turrialba, junto con mi tía Deifilia (https://astrovilla2000.blogspot.com/2019/07/tia-deifilia-villalobos.html),
me cayó bien desde el principio y yo también a él.
Era delgado, alto, blanco, esbelto, con un bigote bien cuidado, tipo Luis Aguilar.
En esa época trabajaba en Batán, cantón de Matina, en una plantación y procesadora de abacá, pero resultó que era vecino de San Jerónimo de Naranjo, hijo de Lino Vargas Retana y Pacífica Arrieta González.
Había estudiado en la Escuela Militar en San José, posiblemente en los años previos a la revolución del 48. Tenía unos manuales de uso de armas que me fascinaba leer y releer.
Como al año de casados, Deifilia y Efraín compraron, supongo que a crédito, el Bazar Celeste, que entonces era propiedad de Fernando Blanco. Al principio solo era un bazar y pasamanería, luego se compraron más máquinas para un taller de costura y se contrataron varias empleadas; Rosita Marín, Haydee Arroyo, Amparo Gonzalo, Irma Barrientos, Aída y Alida Morera. Además Leticia, una dulce viuda que trabajaba mitad en la cocina y mitad en la tienda. Por 1958 operaba en el Bazar Celeste la única “máquina perforadora” de la zona, una predecesora similar a las actuales “overlock”.
En el taller se confeccionaba una buena cantidad de ropa y Efraín a veces salía a venderla como “polaco”, con dos grandes valijas, a la zona sur. Supongo que le iba bien, porque regresaba sin la mercadería, con dinero y con pedidos. Además traía algunos delicatessen del momento, como tarros de frutas, “V-8”, nueces, pasas, ciruelas y chocolates que siempre me han gustado.
Luego vinieron al bazar; telas, joyería, ropa de las fábricas de San José, “pasitos” de
una fábrica en Alajuela, casi de todo se conseguía en el Bazar Celeste.
Yo aprendí a vender hilos y zíper del color que me pidieran, con o sin muestra, a pesar de mi daltonismo, o falta de instrucción (¡en casa de herrero…!), usando el truco de dejar que el cliente tomara la decisión. Aprendí a forrar botones con las telas de los vestidos, usando troqueles y una prensa de palanca, también a forrar hebillas con ‘gutapercha’.
Nació en, Volio, San Ramón, Alajuela el 26 de marzo de 1925.
En casa de mi mamá, Zapote, San José. Antes del 2000. |
Era delgado, alto, blanco, esbelto, con un bigote bien cuidado, tipo Luis Aguilar.
En esa época trabajaba en Batán, cantón de Matina, en una plantación y procesadora de abacá, pero resultó que era vecino de San Jerónimo de Naranjo, hijo de Lino Vargas Retana y Pacífica Arrieta González.
Había estudiado en la Escuela Militar en San José, posiblemente en los años previos a la revolución del 48. Tenía unos manuales de uso de armas que me fascinaba leer y releer.
En su casa. 10/11/2018 |
Como al año de casados, Deifilia y Efraín compraron, supongo que a crédito, el Bazar Celeste, que entonces era propiedad de Fernando Blanco. Al principio solo era un bazar y pasamanería, luego se compraron más máquinas para un taller de costura y se contrataron varias empleadas; Rosita Marín, Haydee Arroyo, Amparo Gonzalo, Irma Barrientos, Aída y Alida Morera. Además Leticia, una dulce viuda que trabajaba mitad en la cocina y mitad en la tienda. Por 1958 operaba en el Bazar Celeste la única “máquina perforadora” de la zona, una predecesora similar a las actuales “overlock”.
En el taller se confeccionaba una buena cantidad de ropa y Efraín a veces salía a venderla como “polaco”, con dos grandes valijas, a la zona sur. Supongo que le iba bien, porque regresaba sin la mercadería, con dinero y con pedidos. Además traía algunos delicatessen del momento, como tarros de frutas, “V-8”, nueces, pasas, ciruelas y chocolates que siempre me han gustado.
En su cumpleaños 90. |
Yo aprendí a vender hilos y zíper del color que me pidieran, con o sin muestra, a pesar de mi daltonismo, o falta de instrucción (¡en casa de herrero…!), usando el truco de dejar que el cliente tomara la decisión. Aprendí a forrar botones con las telas de los vestidos, usando troqueles y una prensa de palanca, también a forrar hebillas con ‘gutapercha’.
Efraín
siempre estaba de buen humor, contaba cuentos, inventaba historias, relataba
algunas “getonadas” pero lo que más le gustaba era inventar y contar chistes.
Cuando Efraín dejó de viajar a la zona sur, se dedicó más a la tienda, creo que podía vender cualquier cosa, aunque el cliente no la necesitara. Atendía a los agentes, sabía muy bien que mercadería comprar y a qué precio venderla.
Durante muchos años no tuvo carro y viajaba en bus cada 15 días a San José, los días miércoles, para conseguir algunos productos. Yo que vivía cerca, me asomaba -casualmente- a su regreso, pues siempre traía algo bueno para comer, desde simple maní en cáscara, frutas frescas y secas, quesos especiales y algunas carnes particulares (tepezcuintle y venado).
Siguió haciéndolo cuando tuvo carro; el primero fue un Datsun doble cabina, el cual también
- Recuerdo el del “líquido perlático de la consorte del toro”.
- El del cliente –algo culto- que quería "tela de army color mierdi”.
- El de la señora que quería que le vendieran “un pulgario y no aceptó un centímetro”.
- El enredo de unidades que se me hizo, cuando otra me pidió “cuarta y tercia de tafetán".
- Los calzoncillos de Julio Alvarado que Deifilia se lo hizo de "charmelina" y que le hacía resbalarse constantemente de la mesa del comedor, en su casa.
- El de la novia que bailando un vals le dijo a Efraín: "bailémoslo más movido porque me tengo que ir".
- Cuando luego de cruzar barriales descalzo (con zapatos en la mano), pasar a un riachuelo a lavarse y cambiarse, más tarde estando con la novia necesitaba un pañuelo y sorpresa, lo que sacó de la bolsa de atrás del pantalón fue un par de medias.
- La misma que más tarde, bailando muy pegaditos le pidio que "se pasara el foco a la bolsa de atrás".
- Ni que se diga de los bailes de trabajadores del abacá, en Batán, a las tres de la tarde, bajo un toldo de lona con poca ventilación y que "había que salir cada media hora a vaciar el sudor acumulado en las botas colibrí."
En Tienda Deifilia,
con Marie Lissette Alvarado. (2015)- El cuento más fantástico fue una vez "que andaba cazando un zorro con su perro. El animal se metió en una cueva y Efraín clavó un filoso y largo espadín en el suelo para que no se escondiera más. Pero el perro que venía eschilampado detrás de él no vio a tiempo el cuchillo que estaba de frente y chocó con él. Este partió al perro en dos partes, de la nariz al rabo. En ese momento Efraín sofocado, tomó las dos mitades y las unió, pero no tuvo cuidado y le quedaron juntas la cabeza del lado derecho con el rabo del lado izquierdo. El perro sobrevivió, pero desde ese día no podía caminar en línea recta, solo daba vueltas".
Cuando Efraín dejó de viajar a la zona sur, se dedicó más a la tienda, creo que podía vender cualquier cosa, aunque el cliente no la necesitara. Atendía a los agentes, sabía muy bien que mercadería comprar y a qué precio venderla.
En su casa; 2018. |
Durante muchos años no tuvo carro y viajaba en bus cada 15 días a San José, los días miércoles, para conseguir algunos productos. Yo que vivía cerca, me asomaba -casualmente- a su regreso, pues siempre traía algo bueno para comer, desde simple maní en cáscara, frutas frescas y secas, quesos especiales y algunas carnes particulares (tepezcuintle y venado).
En Tienda Deifilia; 2015. |
Siguió haciéndolo cuando tuvo carro; el primero fue un Datsun doble cabina, el cual también
pasaron a disfrutar sus
hijos Bernal (https://astrovilla2000.blogspot.com/2013/07/bernal-vargas-villalobos.html), Marco Vinicio y Luis Roberto.
Luego yo me fui por tres años a Texas, pero cuando regresé me recibieron como un hijo, viví un tiempo en su casa, me permitían manejar un “mercedes” y hasta me prestaron un carrito cierta vez en año nuevo para ir y venir a San José. Cuando me casé fue mi padrino de bodas junto con tía Deifilia, me ayudó a planear y financiar la fiesta.
Mi hijo Javier, durante su etapa escolar, paso varias vacaciones en la casa de Efraín y Deifilia en Naranjo.
Siempre le ha gustado invertir en terrenos, compartir e invitar a familiares y amigos.
Hice muchas cosas con Efraín; cierta vez volamos en avioneta de Ciudad Quesada a Arenal para visitar a su hermana Rosita, cabalgamos en burro y en mula. También recuerdo un viaje de noche en lancha de Puntarenas a Montezuma, donde vivía uno de sus primos.
Pasamos unos días en un lote de playa en Costa de Pájaros y anduvimos en una lancha rápida de su propiedad.
Comimos elotes, anonas y duraznos en una finca de Zarcero, nos tomamos unos tragos en las fiestas de Palmitos, fuimos a Playas del Coco en un paseo en bus de naranjeños, vinimos a ver un partido de fútbol al Estadio Nacional un primero de enero y me trajo una corbata de plumas de pavo real cuando hizo un viaje a China y Japón.
Luego yo me fui por tres años a Texas, pero cuando regresé me recibieron como un hijo, viví un tiempo en su casa, me permitían manejar un “mercedes” y hasta me prestaron un carrito cierta vez en año nuevo para ir y venir a San José. Cuando me casé fue mi padrino de bodas junto con tía Deifilia, me ayudó a planear y financiar la fiesta.
Mi hijo Javier, durante su etapa escolar, paso varias vacaciones en la casa de Efraín y Deifilia en Naranjo.
Siempre le ha gustado invertir en terrenos, compartir e invitar a familiares y amigos.
Hice muchas cosas con Efraín; cierta vez volamos en avioneta de Ciudad Quesada a Arenal para visitar a su hermana Rosita, cabalgamos en burro y en mula. También recuerdo un viaje de noche en lancha de Puntarenas a Montezuma, donde vivía uno de sus primos.
Pasamos unos días en un lote de playa en Costa de Pájaros y anduvimos en una lancha rápida de su propiedad.
Efraín y yo, cantando en su casa; 2018. |
Comimos elotes, anonas y duraznos en una finca de Zarcero, nos tomamos unos tragos en las fiestas de Palmitos, fuimos a Playas del Coco en un paseo en bus de naranjeños, vinimos a ver un partido de fútbol al Estadio Nacional un primero de enero y me trajo una corbata de plumas de pavo real cuando hizo un viaje a China y Japón.
De las
prestaciones que resultaron por la muerte de mi abuelo, (1960) me tocaron
varios miles de colones, no recuerdo el monto, pero alcanzó para una
interesante y a la vez controversial inversión que realizé por consejo de
Efraín. Compramos una motocicleta que se vendió a pagos con excelente ganancia,
y como el dinero para mi estudio se necesitaba a poquitos, cada mes, me alcanzó
para financiarme durante varios años. Efraín siempre
tuvo y tiene, un olfato, una habilidad innata y suerte para los negocios.
Bueno, lo más reciente de la vida de Efraín, supongo que muchos sobrinos y primos la conocen mejor que yo y espero que en algún momento la agreguen a esto.
Le he llevado una copia de los cinco libros de cuentos y el de versos (https://astrovilla2000.blogspot.com/2018/08/6-libros-de-marie-lisette-alvarado-h-y.html), que hemos escrito Marie Lissette Alvarado y yo. Me dice que los ha leído todos y le han gustado.
La última vez que lo visitamos estuvimos cantando canciones cuya letra recordamos con un cancionero que tiene en su casa.
a
tuvo y tiene, un olfato, una habilidad innata y suerte para los negocios.
Bueno, lo más reciente de la vida de Efraín, supongo que muchos sobrinos y primos la conocen mejor que yo y espero que en algún momento la agreguen a esto.
Le he llevado una copia de los cinco libros de cuentos y el de versos (https://astrovilla2000.blogspot.com/2018/08/6-libros-de-marie-lisette-alvarado-h-y.html), que hemos escrito Marie Lissette Alvarado y yo. Me dice que los ha leído todos y le han gustado.
La última vez que lo visitamos estuvimos cantando canciones cuya letra recordamos con un cancionero que tiene en su casa.
26/03/2019. 94 años. |
|
|