Palmital
Sur
es un pueblito de ensueño, de esos para irse a vivir con hijos muy pequeños, o
luego de pensionado o, ... "a gusto del cliente".
Está enclavado
a la izquierda del macizo del Cerro Buenavista (“de la muerte”), pero no tan
alto, ni tan distante. De mi casa en Zapote, San José, el odómetro de mi
vehículo sólo marcó 39 km.
Simplemente
tome la carretera hacia Cartago, siga más allá del cruce hacia San Isidro de Pérez
Zeledón (la interamericana Sur hacia Panamá), pase la entrada a San Cristóbal
Norte (a 36 km de Zapote), tome un descanso solo para ubicarse en el Restaurante
Casona CasaMata, o en el Restaurante Villalobos, continúe 700 m más y allí, a mano izquierda está a la entrada a Palmital
Sur y si se le pasó esa, hay otra –y más simple- 100 m más adelante.
Finalmente 1300 m más, por un camino lastreado en muy buenas condiciones se
llega a este pueblo.
Al igual
que mi nativa Naranjo, el pueblo está como en el punto de inflexion de “silla de montar” (donde está la capilla), hacia atrás y adelante vamos cuesta arriba, pero a los lados hacia abajo, inclusive para ir a la Escuela y a la pulpería, o
a Palmital Norte, eso sí hágalo a pie, a caballo, o en bicicleta montañera.
Por favor no lo visite con motocicleta de "motocross", ¡-arruina lo bucólico del paisaje-
!Pero no hay problema para jugar al fútbol ("con bola amarrada" como decía mi tío Efraín), o de noche, con barro, lluvia y foco, y hasta fútbol femenino.
Fui a Palmital Sur, por una invitación de mis
amigos Paul Smiley y Sonia Prieto, vecinos al otro lado de la calle en Zapote,
por muchos años.
Por
casualidad hoy estaban estrenando una campana para la capilla, tiene muy buen sonido.
Y encontré otra cosa muy interesante; al final de la misa (los domingos de 11 a 12), en un salón-cocina-comedor al lado de la iglesia, se puede disfrutar un sabroso almuerzo (hoy casado con chop-suey y refresco, por solo 700 colones), a beneficio de las obras comunales.
Y encontré otra cosa muy interesante; al final de la misa (los domingos de 11 a 12), en un salón-cocina-comedor al lado de la iglesia, se puede disfrutar un sabroso almuerzo (hoy casado con chop-suey y refresco, por solo 700 colones), a beneficio de las obras comunales.
Ya me
imagino las deliciosas caminatas que me podría dar si viviera allí; -a pie a todos los
alrededores-, a “La Luchita”, que se ve a lo lejos.
Las horas contemplando la formación de nubes, el amanecer y el atardecer, ni que se diga de escuchar el silencio.
Las horas contemplando la formación de nubes, el amanecer y el atardecer, ni que se diga de escuchar el silencio.
La
astronomía no sería nada fácil, porque se ve que abundan las nubes, pero
supongo que debe haber una que otra noche despejada para observar meteoros o
para sacarse las ganas con nebulosas y galaxias, en las pocas oportunidades que
vendría de perlas usar un telescopio.
Y claro,
tendría mucho más tiempo para hacer un poquito de jardinería, horticultura, o
escribir cuentos, como los siguientes:
O algo de poesia.