Original publicado en:
¿Dónde está el conejo? y otros cuentos
M.L. Alvarado y J.A. Villalobos
ISBN:978-9930-563-11-3. EDiNexo - 2018.
Eris
fue una perrita de compañía,
que
estuvo alegrando la vida de mi familia
por
más de 14 años.
El
relator a veces soy yo, supuestamente de 8 años
y otras veces de 78, espero no
confundirlo.
Eris es mi perrita “bichón habanera”, me la regalaron cuando tenía un mes, era muy pequeña, cabía en la palma de
la mano de mi papá, donde se acomodaba como si fuera una naranja. El color de
su corto pelo es parecido al de las paredes de mi casa, blanco hueso dice mamá,
pero a mí se me parece mucho al color del pelo de maíz.
Eris nació el 12 de octubre de 2006,
sólo un mes después de que se aceptara el nombre para el planeta enano 136199 Eris y ese fue el motivo por el cual mi papá
la llamó de esa manera.
En realidad, la perrita la consiguió mi
mamá; siempre quiso que en la casa hubiese una mascota canina.
"Earendil"; 27/05/2022 ...
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La primera fue “Cuqui”, una pekinés-maltés
con pelo color café, que también nos duró muchos años y que además tuvo 4
perritos. A uno de ellos que era el más fuerte y un poco peleón yo le puse el
nombre de “Rocky”.
Cuqui llegó a mi casa por un obsequio de Marco Vinicio. Él es veterinario en
Naranjo y le dieron esta perrita de quince días, como pago por un trabajo. Cuqui
murió hace unos 18 años, está enterrada en Amapola 3.2. Sobre ella plantamos
una cyca que actualmente está muy hermosa.
Entre Cuqui y Eris
tuvimos a Angie una Fox terrier de pelo liso, muy vivaz. Le pusimos
ese nombre porque nos la regaló Gabriela que también vive en Naranjo, un día 2
de agosto.
A Eris yo le doy de comer su alimento todos los días, un puñito de croquetas, a las siete, a la una y a las siete, para que no sobre nada cuando termine. Eris apenas tiene sus primeros dientes. También le tengo una palanganita con agua que visita a cada rato. Le gusta mucho el agua fresca y fría, también el piso frío de terrazo de nuestra casa.
Mis padres permitieron que yo tuviera
una mascota en mi casa, si me encargaba de cuidarla. Por eso además del
alimento, me toca recoger sus residuos que estoy enseñándole a depositar
siempre en el mismo lugar. También cuido su pelo y la cepillo casi todos los
días, para que esté limpio y no se le formen nudos.
Cuando esté más grande le voy a enseñar
algunos trucos, como dar algunos brinquitos, rodar sobre la espalda, hacerse la
dormida que le será muy fácil pues se la pasa durmiendo, y si podemos, la
enseñaré a caminar erguida solo con sus patas traseras.
A Eris se le permite caminar por toda la casa, menos por los dormitorios y el comedor. No nos preocupamos mucho porque por su tamaño no se puede subir a ningún mueble.
Pero ahora que Eris tiene cinco meses
me enseñó algo, que seguro lo aprendió a puro instintito perruno y que terminó
con un resultado que yo no esperaba.
La semana pasada mi mamá y yo estábamos
limpiando la pared de un corredor de mi casa y desempolvando algunos cuadros.
Ella primero los descolgaba y me los pasaba para que yo los colocara en el
piso, recostándolos inclinados contra la pared.
Mi mamá y yo estábamos entretenidos en la limpieza y en algún momento me dio un
pequeño espejo, como del tamaño de un cuaderno y yo lo puse en fila con los
cuadros, igualmente inclinado y con el vidrio hacia el frente.
De pronto vimos que Eris se
acercó al espejo dando suaves ladridos y se detuvo a muy corta distancia. Creo que,
contemplando la imagen de un perrito gemelo imaginario, del mismo color forma y
tamaño que ella. Supongo que pensó que este perrito estaba metido dentro del
espejo. Ahora que lo recuerdo, esa era su primera experiencia con su propia
imagen, que nunca había visto. En realidad, yo no sé cómo ella la interpretó. Eris
dio unos pasos a la izquierda y luego a la derecha, parecía que se quería
asomar detrás del espejo, pero manteniendo una distancia segura.
Finalmente se dirigió hacia el espejo, se detuvo a pocos milímetros y lo tocó suavemente con su nariz, seguro lo sintió frío y se retiró un poco, dando suaves ladridos, como si estuviese llorando, como pidiendo ayuda para entender lo que había encontrado, luego se quedó allí mirando fijamente su imagen en el espejo se acostó totalmente de panza y se durmió.
Mamá y yo que lo vimos todos, pero no
intervinimos, nos miramos y nos reímos.
Terminamos con la limpieza y
volvimos a colgar cuidadosamente los cuadros, incluyendo el pequeño espejo el
cual yo lo pulí un poco mientras continuaba recordando y sonriendo. El resto
del día continuó como cualquier otro, llegó la noche, cenamos, leímos un
cuento, nos fuimos a la cama y dormimos hasta el otro día.
Al día siguiente se me ocurrió probar
de nuevo la reacción que tuvo Eris con el espejo, para ver si se repetía su
comportamiento. Entonces baje el espejo y lo coloqué en el piso, apoyándolo
sobre la pared, inclinándolo un poco para que no se resbalara, dejando atrás,
en la base, un espacio como del tamaño del puño de mi mano.
Fui a buscar a Eris que aún dormía en su cama, la tomé con mis manos, la
llevé al corredor y la coloqué a corta distancia frente al espejo. La sostuve
un rato mientras ladraba y quería escaparse, según yo para ir a enfrentarse con
el perrito del espejo.
Entonces, para mi sorpresa, ocurrió algo
que no esperaba. Eris corrió, pero no hacia la imagen del perrito, sino
hacia un lado del espejo y sin pensarlo mucho, digo yo, se metió entre el
espejo y la pared.
Pero como Eris casi no cabía en
ese espacio tan pequeño y además ladraba, olfateaba y movía de un lado a otro
el tronquito de su rabo, empujó el espejo que se vino hacia adelante, cayendo
contra el piso y quebrándose en varios pedazos.
¿Será que Eris buscaba al perrito
gemelo detrás del espejo?
¿A usted qué le parece?
Bueno ahora mi problema es explicarle a mamá cómo el espejo llegó al suelo, se
dio vuelta y se quebró, si lo habíamos dejado bien colgado en la pared.
En realidad, este evento con Eris ocurrió en el año 2007.
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Eris creció muy feliz en mi casa, rodeada del cariño de todos nosotros, especialmente de mi mamá y mi papá. Varias veces que mis padres viajaron a México, Marta la cuidaba y en un viaje de un mes que hicieron a Egipto y Jordania, la cuidó Laura.
Sí aprendió a caminar sobre sus patas traseras durante unos 30 segundos, pero
lo hacía juntando las patas delanteras y moviéndolas hacia arriba y hacia abajo,
muy emocionada. También a hacer varios tipos de aullidos cuando se le pedía y
se le recordaba con un ejemplo.
Hace unos tres años mi papá vive solo y
Eris se ha convertido en su acompañante fiel. Salen a dar una vuelta a
la Plaza Ferial de Zapote, porque Eris ya no aguanta más, antes daban 4
vueltas. Nunca tirando de la correa hacia adelante, ni quedándose atrás,
siempre marcando el paso. Si encuentra otro perro sigue caminando sin distraerse.
Con Javier ha salido a caminar por todo
el centro de Zapote.
Si mi papá va al supermercado o a San
José, Eris se queda detrás del portón esperando su regreso. Cuando ya
viene cerca, aunque no lo vea, quizás escucha sus pasos o detecta su olor y
comienza a ladrar de alegría.
Eris tiene dos tipos de ladrido cuando nos visita algún familiar o amigo; al
principio un ladrido como de bienvenida, pero el más curioso es el que inicia
luego de escuchar las palabras “hasta luego” o “bue...eno”, también ladra y se mueve como despidiéndose.
Casi nunca ha ladrado por enojo.
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Visitó varias veces la casa de Marie y la reconocía con alegría agitando rápidamente sus patas delanteras hacia arriba y hacia abajo y, desde luego, disfrutando alguna comidita especial que se le ofrecía.
También disfrutó mucho los paseos a
Amapola 3.2, cuando visitaba a Ricardo, Diana, Iván e Isabella. Le gustaba
mucho seguir a mi papá donde quiera que caminara, a pesar del frío y la humedad
del zacate. Hasta estuvo de vacaciones 15 días, la pasó muy bien jugando con
los otros perros (Kika y Benji).
Hace año y medio, al inicio de la pandemia Covid-19, mi papá fue a visitar a Jeiny, en Los Chiles de San Carlos. Como no encontró quien cuidara a Eris la llevó en su carro y se portó muy bien durante el viaje de tres días.
Eris comenzó a perder la vista hace como un
año, aunque supongo que aún percibía contrastes de luz y sombras, pero había
que tener cuidado cuando se caminaba cerca de ella, para no pisarla. Supongo
que aún conservaba un poco del sentido del olfato y del oído. Mi papá cuando le
daba de comer le golpeaba la palanganita de alimento para que la encontrara con
mayor facilidad.
En los últimos meses ha disminuido su
actividad y pasa mucho tiempo durmiendo, aún de día. En la primera semana de
junio su salud se deterioró mucho y decidimos ponerla dormir el 10 de junio a
las 15:30.
Mi papá la enterró en un hueco profundo en el patio de la casa. Ese día llovió
y hubo un sismo. El entierro fue tipo Egipto Antiguo, con sus correas, fajas y
pañuelitos de peluquería, solo conservamos tres medallas con el nombre y las
vacunas.
Seguro plantaremos una planta encima. Si las cycas de Cuqui en El Roble tienen hijos
quizás sea una de ellas.
Eris es el nombre de la diosa griega de la discordia, pero, la perrita, nunca provocó ese tipo de
problemas con familia, vecinos o amigos.
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