1.
Ciclos en el tiempo
Si
la vida fuera un ciclo
y
volviera yo a nacer,
solo
una cosa quisiera
tener
derecho a escoger.
Venir
al mundo ese día,
cuando
vuelvas tú a nacer.
2.
Messier J1
Mi catálogo Messier
solo tiene un objeto.
No se trata de un
eclipse,
ni del Sol ni de la Luna.
No es estrella, ni
planeta,
ni galaxia, ni cometa.
Tampoco es una nebulosa,
ni un gran cúmulo
estelar.
Es todo eso al mismo
tiempo.
Eres
tú en ese lugar.
3. M13 en tu rodilla
Junto a ti pasé dos
noches
buscando entre las
estrellas.
El Omega
del Centauro
lucía radiante en el
cielo,
como para hacerte un moño
de adorno para tu pelo.
Pensando que debería
ofrecerte el M13,
para que lo colgaras
con un listón en tu cuello,
lo busqué por muchas
horas.
y tú te uniste a mi
empeño.
Pero celoso el negro
cielo
por dos noches lo
escondió,
no fue solo hasta la
tercera
después de tanto mirar,
que un poquito nos mostró.
Y
en esa tercera mañana
con
voz suave me dijiste:
“Mira
Hércules en mi rodilla”.
Seguro
algunos mosquitos
que
saben de astronomía,
o
las piedrillas del suelo
(¡cómo
envidio a las malvadas!)
pegaditas
a tu piel,
dibujaron
con esmero
el
asterismo buscado.
En
efecto allí estaba,
dulce
premio para mí,
que nunca más buscaré
arriba en el firmamento.
Prefiero
mirarte a ti
viéndote
muy de cerquita,
y
contemplar extasiado
la
incomparable belleza
de
tus rodillas rosadas.
No
sea que del Centauro
el
Omega en la otra pierna
también
se haya marcado.
4.
Tercera noche
Se despidió el astro rey
tiñendo el cielo de rojo
y hasta una sonriente Luna
muy chiquita y presurosa
a los dos nos saludó.
De la mano caminamos por
muchas constelaciones,
buscando cinco planetas,
cien galaxias, mil nebulosas,
y juntos los dos viajamos
por
muchos grupos de estrellas.
Venus nos abrió el camino
que Júpiter
concluyó.
Y me sentí muy feliz
encontrando tus grupitos;
las curiosas figuritas
bordadas con estrellitas
que sé que te gustan tanto.
Para concluir esa noche
otra vez a lado tuyo,
el Cisne que tanto
quieres,
al fin mostró su belleza.
Mas sin poderlo atrapar
por Vía Láctea voló
al cielo,
cargando con gran cuidado
la esmeralda de tus ojos
y el rubí de mis anhelos.
A las cinco llegó el alba
llevándose tercera noche.
Pero me dejó el consuelo
de esperar tan solo un año,
para ver de nuevo en tierra
lo
que no hallaré en el cielo.
5. La Falsa y la Vela
Te tomé del dedo índice
para apuntar las estrellas.
La Falsa estaba
allí al frente,
pero nublada la Vela.
Seguro por la emoción
no resulté buen maestro
y tú mejor me pediste,
la dibujara en papel.
Ya me la sé de memoria
y un dibujo tengo ahora,
mas
nunca te lo daré.
Si lo permites de nuevo,
para apuntar a la Vela,
tu índice quiero otra vez
y navegar por el cielo,
donde me lleve tu mano.
6.
Como a Pollux y Arwen
Si una traviesa diosa
inmortal a mí me hiciera,
como a Pollux o a Arwen,
y a cambio ella pidiera
que te dejara de amar.
Porque si yo no lo hiciera
mi vida se iba a llevar.
No tengo la menor duda
de lo que yo escogería.
Prefiero atrapar el suspiro
de un beso que lances al aire,
tu mirada indiferente,
un roce inadvertido de tu mano,
o una hebra de tu cabello.
A una vida eterna
sin haberte conocido,
sin haberte yo amado,
sin
llorar lo que he llorado,
sin
soñar lo que he soñado.
7.
Temblando en la montaña
¿Recuerdas aquel momento
en que noté que tus manos,
temblaban por el esfuerzo,
como
avecillas con frío?
Seguro solo recuerdas
que fue algo pasajero.
Yo
allí deseaba abrazarte
y
darte calor de mi cuerpo,
o al menos juntarlo al tuyo,
para que dos corazones
latieran
al mismo tiempo.
8.
Sobre el borde del abismo
Junté tu mano a la mía
solo por unos minutos,
dos
veces el mismo día,
cuando
ambos nos sentamos
en
la cima de Crestones.
Recuerdo aquel precipicio
y tu mareo momentáneo,
que también nos permitió
arrimar cuatro botines,
en los cuales, algún día
haremos
crecer tus flores.
Caminaré siempre contigo
mi bella y dulce Marie.
A donde tú quieras ir,
tomando siempre tu mano.
9. Las dos plumitas
Recorriendo aquel sendero
que conduce a el Rincón,
con la vista en el suelo
caminaba
junto a ti.
Tú ibas dos pasos delante
y de repente volteaste
porque en el suelo miraste
una plumita de ave.
Yo que realmente seguía
el pendular de tu cuerpo
me adelanté a tu acción,
recogí raudo la pluma
y
la coloqué en tu mano.
Nos miramos, sonreímos,
pero no dijimos nada,
y tú guardaste la pluma
dentro de un mapa plegado.
Después vi otra más chiquita,
que también te la entregué.
Supongo siguen guardadas
en ese doblado papel.
Creo que, desde ese día,
el mapa no has vuelto a abrir
y allí siguen las plumitas
una tan junto a la otra,
esperando que algo pase.
Todos los días yo sueño
que al fin abras ese mapa,
porque en él yo te marqué el camino
que te traerá junto a mí.
10.
Temblando en el Chirripó
¿Recuerdas aquel momento
en que noté que tus manos,
temblaban por el esfuerzo
y el frío que se sentía
en
aquel muy alto lugar?
No quería que tus alitas,
el céfiro de esa montaña
las helara aquel día
y te impidiera volar.
Quizás tú solo recuerdas
que fue algo pasajero,
que con tu gran fortaleza
sola pudiste aliviar.
No te quería allí poderosa,
deseaba abrazarte fuerte,
darte calor de mi cuerpo,
pegándolo junto al tuyo.
Que fueras poquito más débil,
y que también necesitaras,
aunque
fuera un momento,
solo un poquito de calor.
Por eso te di el amor,
de quien profundamente te ama.
Así hubo mucho más calor,
y mucho, mucho más amor.
11.
Soy cautivo de tus ojos
Te divisé a lo lejos
en la noche solitaria,
pero me guiaron a ti
tus lindos ojos sonrientes,
como un rayo luminoso
de
color verde del mar.
Y me senté frente a ti
a una distancia infinita,
con mis ojos bien abiertos
para encandilarme todo
con esos luceros verdes
que
cuando quieren me miran
y
cuando miran me matan.
Y quedé allí fulminado
por la divina mirada
que en mi corazón clavaste.
Espero nunca zafarme
de esa atracción despiadada,
que ejerce sobre mi ser
y lo mantiene atado,
ese color verde ardiente
de tus ojos adorados.
12.
Te veo sin mirarte
Creo que te miré sin verte
muchas veces en mi vida,
y muchas veces muy juntos
el cielo nos contempló
parados en solo un punto,
pero
en distintos lugares.
Me duele que fuera tarde
cuando llegué a conocerte,
pero las dichosas horas
que he pasado contigo
han sido lo suficiente,
para que el corazón palpite
y se enrojezca de amor.
Solo que yo ya presiento
que quizás no vuelva a verte,
y he grabado con fuego
esos tan dulces momentos.
He
aprendido tu imagen
guardada
aquí en mi memoria,
y si perdiera la vista,
o de mi vida te fueras,
aun así, te vería,
pues
te veo con el alma.
No necesito mirarte.
13.
Por siempre en mi memoria
¿Que,
si conozco tu rostro preguntas tú, vida mía?
¿Pero es que aún tú no sabes que lo
aprendí de memoria?
Igual
cosa me pasa con tu bello y rubio pelo.
No importa cómo lo irise el frío,
o caprichoso peine el viento,
o si la nube le niega un poco de luz de Luna.
Yo puedo verlo y sentirlo,
oler especial aroma todo impregnado de ti.
Sentir la dulce caricia de una delicada hebra,
cuando vuela hacia mi cara.
Sé cuándo tienes frío,
sé cuándo te sientes sola.
Reconozco tus brazos y piernas,
que han creado cosas bellas para mí.
La
suavidad y ternura de tu cuerpo,
aunque lo cubras de manera extraña,
también tengo habilidad para encontrarlo,
de noche, o a oscuras, en la niebla
y
en la soledad que a veces da la vida.
Todo eso lo he podido hacer, vida mía,
porque me has amado con tu vida,
y tú eres el único amor de la mía.
14.
Tus fotos sin una cámara
Tengo en la mente guardada
miles de imágenes tuyas,
y ninguna de esas fotos
por mi cámara pasó.
No las tengo almacenadas
en fríos chips digitales.
Las tengo, es un secreto,
sin revelarlas al mundo,
dentro de mi corazón.
Las tengo todas allí
muy frescas entre la mente,
y las repaso día a día
para jamás olvidarte.
Son de los dulces momentos
que he pasado contigo,
nada más como un amigo.
Muy solo yo los viví,
para ti yo no soy nada.
Sola volabas al viento,
y no viste que, sin cámara,
muchas fotos te tomaba.
Creo que nunca te diré
lo mucho que a ti te amo,
por eso tomé las fotos
para que estén junto a mí
aunque tú nunca lo estés.
15. En la esquina de tu alberca
No te vi cuando llegaste,
así lo quiso la suerte.
De saberlo de antemano,
agua sería yo ahora,
muy
pegadita a tu cuerpo.
Me senté sobre la orilla,
y te conté algunas cosas
solo por estar contigo.
Del tiempo y del firmamento,
porque me quedo sin habla
cuando
a tu lado me encuentro.
Por suerte que mis dos ojos
aún no te pertenecen
y mis pupilas captaron
cientos
de imágenes tuyas.
Yo deseaba que quisieras
quedarte allí un largo rato,
escuchando mis locuras
mientras
tomaba retratos.
16.
Ω, Palo Verde y tú
Tan cerca y tan lejos
tirados allí en el suelo,
con
tu cuerpo a mi lado,
juntos
pero separados.
El
Omega del Centauro
nos miró la noche entera
celoso de que estuviera
yo
tan cerquita de ti.
Sé que estabas fascinada
con tanta cosa en el cielo.
Yo solo tenía cabeza
para dirigirla al suelo,
porque tú estabas allí
mostrándome
el otro cielo.
17.
El Cuervo, Spica y tus labios
En tu pálida mejilla
cuatro puntitos te vi,
los acaricié y te dije:
‘Esas son las cuatro estrellas
que nos demarcan el Cuervo”.
Tú permitiste que yo
siguiera buscando estrellas
y más abajo encontré
a
Spica junto a tus labios,
como se ve en el cielo.
Y me atreví a besarte,
me lo pedía el corazón.
Galaxias de besos dimos,
uno al otro ese día,
mas
no logramos saciarnos.
Espero yo tener la suerte
que Spica me atrape
un día
y ligarme a ti por siempre.
Tendré para mí la miel
de tus labios sonrosados,
será como unir tu Cielo
con
mi Tierra ilusionada.
El resto del universo
se lo dejo a los demás,
pues
solo me importará,
que
los besos que buscamos,
al
fin han sido encontrados.
18. Cangrejitos bañándose en eclipse
Seguro que sí recuerdas dos muy lindos cangrejitos,
que paseaban por la arenay que en mi mano entregaste.
Estando en medio del eclips, de ese total de la luna,
que
junto a mí tú lo viste.
Llegaron los cangrejitos de los que casa no tienen,
solo para recordarme cómo yo me quedaría,
si nunca pudiera amarte.
Primero fue uno que luego de ver el cielo
y al sentirse en tu mano,
pensó
que allí de seguro un ángel lo había colocado.
Encerrado en su concha y un poquito redondito,
yo creí que era un confite, o una pieza del equipo.
Pero al sentir yo tu mano, tan suave y calientita,
me di cuenta de que era tu amor,
en una conchita
andando.
Y al igual que el
cangrejito,
sentí
que me hacías tocar el mismísimo cielo.
Después me diste el otro,
algo cónico y punteado y de nuevo yo creí,
que un chocolate
me dabas.
Pero fue otro cangrejito, pegadito a tu mano,
el dulce estaba
en tu mirada.
Qué dicha que ellos salieron a ver la sombra en la luna
y que a ti se te ocurriera poner los dos en mi mano,
porque
sentí que, con ellos, tu amor allí me lo dabas.
Y a pesar de aquella concha, que separaba ambas manos,
pude
sentir que me amabas y sentí que yo te amaba.
No importa si a los dos cuerpos algo los separaba.
19. Del Monte Olimpo a Hawái
¿Recuerdas aquel puntito tan caliente de tu brazo,
que por
envidia te lo hizo la Vieja de aquel Rincón?
¿Recuerdas que yo muy tímido lo acaricié con mi mano
y jugamos un ratito a la creación de un volcán?
El Monte Olimpo fue
en Marte y los demás hawaianos.
Son los más grandes que existen
en dos planetas cercanos.
Pero ninguno le gana ni estará por tantos años,
como el que tú ese día pasaste
en erupción a mi mano.
20. No alcanzan 24 horas
No comienzo mi día a las cero ni a las seis,
Ni tampoco lo termino a veinticuatro.
Parece que empieza cuando dejo de morir
y finaliza al empezar uno vacío, lleno de soledad.
Y he mirado mi vida entera en solo un día.
Nací con el arrullo y abrigo de tus brazos,
Me diste amor y calor con tu amoroso cuerpo,
solo fue necesario un abrazo para iniciar nuestra vida.
Luego te vi a las siete y a las diez,
para grabar tu imagen profunda aquí en mi mente.
Y así aguantar ese enorme ratito de tu ausencia,
de este tan largo día,
en que no estuve contigo frente a frente.
Eres quien
amo, con luna o con sol,
a cualquier hora y en cualquier lugar
porque si estoy contigo (y aun estado ausente),
estás enfocada en mis ojos totalmente.
No hay nadie más,
solo eres tú muy bien allí centrada,
con
máximo aumento, tan cerca y alejada.
No hay nada que distraiga mi mente de tu amor
y me he vuelto tan bueno en estas artes,
que aún en mi trabajo, o cuando crees que me divierto,
Solo es mi clon sin alma para el mundo,
pues desde siempre la tienes tú allí muy cautivada, para
adorarte y soñar que estoy contigo,
en cada segundo y lugar
cada vez que encuentro tu mirada.
No sé qué hacer con este tipo de días, prolongarlos por
siempre en el tobogán de esta mi vida.
Morir
al verte para vivir tu despedida,
o vivir para amarte, aún si siempre llega ese final del día.
No importa lo que tú o yo hacemos,
quiero que sepas que te amo con pasión
y solo a ti, aún si no parece.
Y que no verte me trae la esperanza de alguna vez mirarte.
Y si te miro tan cerca para amarte,
Me mata cada vez la despedida.
21
86 400 segundos
No puedo en un menor tiempo
demostrarte cuánto te amo
y decirte lo que siento dentro de mi corazón.
Necesito los segundos que hay un día entero,
para mirarte a los ojos, para decirte, te quiero,
y besar tus labios rojos.
Para verte sonreír, escuchar tu dulce voz
y extasiarme con tu cuerpo.
Me ha enloquecido tu ser y también me ha embrujado.
Haces –tictac– en mi mente en mi presente y pasado.
Quiero yo esos segundos para tenerte en mis brazos,
cubrir de
besos tu cuerpo y amarte con gran pasión.
Para fundirnos la piel con nuestro fuego interno,
para ser uno contigo tan solo veinticuatro horas.
Solo te pido un día para vivirlo contigo.
Por esas horas de amor
la vida que a mí me queda,
feliz
yo aquí te la doy.
22.
Dormida en el bus
Dormida en el bus,
y apoyada en la ventana
estabas junto a mi asiento,
y abrazada a tu almohada.
Despierto yo tuve un sueño
que transformarme podía
en las cosas que tenías
contra tu pecho apretadas.
Soñé que yo era el vidrio
o la tela de esa almohada,
y que tu amada cabeza
hacia mí se recostaba.
Luego dormiste en mi hombro.
Y yo me dormí sobre el tuyo
y soñamos muchas cosas del futuro y del pasado.
El sueño se hizo tan real
y tan mágico a la vez,
que la Legua del
camino,
en milímetro se ha tornado.
23. 24 de diciembre
Aun
completamente no entiendo,
por
qué mucha gente llama a esta noche; Nochebuena.
Si las escasas veinte completas que he pasado contigo,
mi
amada niña y mujer,
son las más buenas que tengo, de más de veinte mil que he
vivido.
Noches
buenas por muchísimas razones.
Buenas
por su intensidad, calor, pasión,
sexo
y ternura.
Buenas por su larga duración, ‘
cuando nos hemos amado,
desde el atardecer hasta el alba.
Buenas
por su variado color,
sonidos
y mil sabores.
Porque siempre creamos algo nuevo,
para
disfrutarlas los dos.
Noches
buenas por lugares.
¿Recuerdas
algunos sitios,
que
quizás de otra manera
nunca
habríamos visitado?
Hay
lugares especiales:
El Chirripó, Guanacaste,
México, Perú y Guatemala.
Y pensar que aún nos quedan
muchos más por visitar,
con el resto de la vida,
no más para completar.
Noches
buenas en la cama,
con las
cosas más sencillas
que se pueda imaginar,
pero que resultan muy buenas
porque estamos los dos juntos,
en un pequeño lugar.
Y hasta una noche en la playa,
todos rodeados de gente,
donde
solo pude darte
tres
besitos a escondidas,
pero que han significado mi más reciente recuerdo,
que aún lo tengo grabado
en
labios, corazón y mi mente.
Esas
son mis noches buenas.
(Y
espero también sean las tuyas).
Me
faltan muchos días buenos.
Y
hasta quiero muchos muy buenos años.
Ya he vivido mucho tiempo
y te prometo aquí ahora,
que
conmigo en el futuro,
tendrás
al menos, mi vida,
unas
diez mil noches buenas.
24.
Gotitas sobre tu cara
Me gusta verte feliz, cuando sonríen tus ojos,
cuando te olvidas del mundo
y permites que se posen
tímidas
gotas de agua en tu carita de ángel.
Esas gotitas algunos átomos tendrán,
de suspiros que yo he dado estando lejos de ti.
Te aseguro que esas gotas yo muy bien las he entrenado
para
que mojen tus labios y se queden en tu boca.
Es
mi manera de darte tantos besos que he soñado.
25.
Sin ti yo me moriría
Sé
que necesito verte y no quiero ni pensar,
que
lo hecho en estos días
su conclusión no tendrá,
si no te vuelvo a mirar.
Tengo
sed de verte toda, aunque sea a la distancia, sin ti no sé lo que haría,
eres
musa de mi mente
y aliento del corazón.
Te
necesito a mi lado cada segundo de un día.
Porque
sin ti no podría hacer todo lo que quiero.
Eres el alma de mi cuerpo
y el espíritu en mi vida,
y si no estás junto a mí,
mi vida estará perdida.
26.
Imagen perfecta
Aún no sé a qué saben tus labios;
imagino que dulce, suave, profundo e infinito.
Hace tiempo que no refresco tu imagen,
porque sigue allí, en mi mente grabada.
Casi nunca escucho el timbre de tu voz,
pero sí sé que te oiría dentro de una multitud.
El perfume de tu cuerpo se me escapa
y se diluye en el aire,
más
con solo una molécula hasta ti yo llegaría.
El roce de tu piel aún lo siento, siento
tu mano atrapada en la mía.
Hace tiempo que estás lejos,
quizás fue así desde el comienzo.
Días que no sé qué es lo que haces,
o dónde estás y si te hago falta.
Te extraño mucho,
pero da igual, jamás te olvido,
pues
en mi corazón yo siempre guardo,
tu
imagen perfecta que dibujé mi mente.
27.
Posiciones
Si
de cabeza me traes con este tan loco amor,
me haces rotar como Venus,
lento, lento y con ardiente amor.
Si
me pones lado a lado, es muy cómodo el amor,
de Urano yo me recuerdo,
pero lo hago mejor.
Cuando
me inclino hacia ti, como la Tierra en su vuelta,
dos posiciones
repiten y una a otra se completan.
Si
de pie estoy a tu lado y me lleno de emoción,
como Júpiter bailamos,
rapidito, rapidito,
pero con mucha atracción.
Y si estamos acostados pierdo,
pierdo toda la razón.
Cien posiciones ocupan,
cuerpo, mente y corazón.
28.
Besos de miel, con sal y arena
¿Sabes qué magia tienen los besos que nos damos?
Tienen muchas texturas, sabores y colores.
Es el ingrediente secreto que tu acaso les pones,
que encienden y avivan sentidos,
para vivirlos, soñarlos y desearlos.
Por si algún día se te olvidan,
pasados miles de años.
Ayer me regalaste cinco preciosos
besos,
que están con prioridad aquí en mi
memoria.
Los primeros; esos cinco no son,
aún esos los tengo frescos en mi
mente.
Con tu sabor, calor y perfume
diferente,
justo ese día que estando yo perdido,
tú me encontraste y sacaste de la
nada,
para vivir contigo nuevamente.
Tampoco son los últimos (per ahora
eso espero),
los que nos dimos ayer al despedirnos.
Quizás yo estaba algo triste, porque tú lo adivinaste
y les pusiste calor, ternura y pasión,
para que duren allí.
Siempre grabados en tus amados labios
y también aquí en los míos.
Son los del bus, los del yate y también los de la playa,
los que quiero que recuerdes, mucho, mucho tú ahora.
Algunos fueron con miedo y quizás algo furtivos,
pero hoy llegan a mi mente,
cada instante en estos días en que no puedo abrazarte,
ni decirte cuánto te amo
y
mucho menos puedo acariciarte.
Son los de sombra, viento con sal, quizás algo de arena.
Tendida
tú en la playa junto a la Punta y el Coral.
Los que apuntaste como deuda de un meteoro inventado.
Son los que quiero sentir de nuevo ahora mismo,
pero por hoy no puedo.
Tendrás que irlos sumando en tu libreta
y cuando las páginas
de ella verás que has agotado
y creas que mi amor por ti se ha debilitado,
los tendrás aquí
esperando.
Para que nunca olvides ese sabor salino,
ese sabor de mar y viento del Golfo en tu sonrisa.
Y sabrás que, para ti,
los tengo muy bien guardados.
29. Caminito de Zapote
¿Te has dado cuenta, mi amor,
cómo los caminos de la vida
nos juntan y comunican
y hacen que nuestro amor crezca
y se torne más fuerte?
Llegué primero a tu barrio,
allá por sesenta y nueve,
justo a los tres años
después que tú lo dejaste,
por mucho y muy largo tiempo.
Seguro que caminé por esos mismos lugares,
por los que también tú caminaste,
o te cargaron tus padres.
Árboles, flores y riachuelos,
que seguro contemplaste,
y
ahora en dos mil ocho,
has
venido a encontrarme.
Muchas veces caminando a tu lado,
hemos puesto nuestras huellas,
donde separadas por el tiempo
ambos las hicimos una primera vez.
La diferencia es que ahora ambos vamos de la mano
y con la misma intención de entregarnos uno al otro.
Compartir lo que podamos
y con pocas diferencias.
Tú
me amas, yo te amo.
Yo
te beso, y tú me besas.
Das alimento a mi cuerpo y mi alma,
yo siempre tengo algo
para ti.
Te tomo de un dedo,
y tú atrapas mi mano.
Tú me cuentas las cositas que has vivido
y las escribo en mi mente.
Y cada día que pasa,
encontramos cosas nuevas
para tener en la vida un poquito de aventura,
un buen poquito de humor,
y gran cantidad de amor.
Alegrías y sonrisas, con felicidad a medias
Bien construido en base sólida
con amor y esperanza aportados por los dos,
con lo mejor que tenemos.
Y con la firme ilusión
de estar juntos muchos años.
30.
Xoxo J
Xilófono de mi vida, esa eres tú.
Obsesionado con tus teclas, ese soy yo.
Xilofonista de tu musa, siempre seré.
Oprimido a tu instrumento, así me quedaré.
31.
Bailar contigo
Bailar
contigo provoca en mí ciertos efectos
que mis sentidos convierten en placeres.
Seguir
el ritmo de tu ondulante cuerpo y asirme a ti para sentir cuanto me quieres.
Verte
tan cerca que ya no enfoco al mirarte,
porque tus ojos desenfocan mi mirada.
Oír el pulso de tu amante corazón tan
fuerte, Para que el mío ya no escuche nada.
Oler
tu perfume de mujer enamorada,
porque ese aroma de Lis siempre lo encuentro, no importa día, o noche, o si es de
madrugada,
pues ya lo tengo
impregnado muy adentro.
Pero
de todas esas sensaciones hay una que yo prefiero,
darte mil besos a oscuras y
en silencio,
como si todo estuviese
quieto en el inmenso espacio
y beber el néctar de tus labios,
eso es lo más yo quiero.
32. Dormir contigo
Y
si me duermo a tu lado necesito yo tener
mi cuerpo bien acurrucado,
tan pegadito al tuyo,
que más no se aguante poder.
No
quiero el más pequeño campito
entre tu cuerpo y el mío,
ni aún por corto tiempito,
para que tú no sientas frío.
Porque
te digo y es cierto,
que lo que más quiero hacer,
es soñar contigo despierto,
y amarte hasta el amanecer.
33.
Ocho, cuatro, nueve, seis y tres
El
ocho siempre a mí me ha gustado,
luego descubrí que a ti también.
Porque si lo miras con cuidado,
por izquierda o por derecha,
verás que de ambos lados se ve bien.
Y
si lo acuestas descubres,
con imaginar solo un poquito,
que el amor que nos
tenemos llega bien al infinito.
Si
hacia abajo y por el centro,
lo partes por la mitad
tendrás un tres y su espejo.
Es
porque sin saber, separado y en base Maya
nos dieron a ambos un tres.
Pero
la mitad de ocho es cuatro
Que un
número doble par.
Es curioso, ningún cero y ningún dos,
pero siempre están presente entre los dos.
Así
que desde seis y tres siempre habrá veinte,
Volviendo mi vida al revés.
Tampoco tenemos ni uno ni siete,
aunque sumados dan ocho
y restados dan el seis.
Parece que estamos destinados
a
tener siempre entre nosotros:
ocho, cuatro, nueve, seis y tres.
34.
Soneto libre al amor
Fue
julio el mes, el día fue cuatro,
el instante que de nuevo yo te vi.
Cientos
de rimas y besos yo te di,
y recibí de ti el mismo trato.
La noche paso y llegó el día.
Rosas, besos, abrazos, fueron muchos.
Este corazón yo siempre escucho,
te dice "yo te amo" cada día.
Ahora
estamos juntos a ratitos.
tenemos que llevarlos a infinito,
o también, hacerlos
más seguiditos.
Reír, jugar, vivir juntos la vida.
Creo que es lo que más tu yo queremos.
En día del amor, siempre estaremos.
35.
Tylo 2
El día que conocí a Tylo
dos
fue el mismo que casi lo mato,
por calles con zanjas y huecos,
¡le hice pasar un mal rato!
Su dueña me permitió manejarlo,
para ir juntos a pasear.
Nunca quise exterminarlo,
solo los tres disfrutar.
Tylo es blanco y bajito,
se conduce bien portado,
y lo quiero otro ratito.
Tendré cuidado y mejor trato le daré.
Amo a su dueña enterita cada día más y más.
Amor intenso, que jamás me perderé.
36.
M 1
He
dormido en tus ardientes brazos,
muy
pegaditos ambos corazones.
Hacemos
el amor como los leones,
jamás
nos cansaremos del abrazo.
Probar tus besos que a
veces son salados.
Ver
tu mirada en busca de la mía.
Puesto
que ofrecen la dulce ambrosía,
y
darme cuenta de que estoy equivocado.
Las
nectarinas con centro caprichoso,
aperitivo
son y muy jugoso.
Tu
media pera y enguitarrado cuerpo.
Nuestros labios tanto se
han acoplado,
que aún a ciegas siempre
se encuentran.
Para
hacer entre dos un solo cuerpo.
37.
¿…?
Eres calmada o puedes ser
volcánica.
Arroyo
que discurre suavemente,
o
un grandioso tsunami inexistente.
Nunca me aburres, menos en
la cama.
Lo
blanco de tu piel siempre camufla,
los
fogosos músculos de tu cuerpo.
Y
sentir el abrazo de tus brazos,
no
tiene equivalente.
Si
al hacer el amor eso parece,
una
lenta y perezosa briza.
Un
huracán pronto se aparece.
Porque
la noche llegue me desvelo,
montar
el huracán de tus pasiones.
Que sea mío, lo que de ti
espero.
38. 20 Haikus
1. Los ojos verdes
me han enamorado.
Pues son los tuyos.
2. Firme y suave
la trenza de tu pelo,
a ti me ata.
3. Nada nos pasa,
en la noche oscura.
Somos tú y yo.
4. No digas nada,
palpita mi corazón.
¡Dice, ¡te amo!
5. Tu pelo rubio
cubre tu cuerpo, todo.
Muestra tus senos.
6. Amor
no temas,
nos
sonreirá la vida.
Estamos juntos.
7. Noche tras noche
te abrazo y sueño,
aunque
no estés.
8. Los mismos labios
que te besaron ayer,
dicen, ¡te amo!
9. Amo
tus pechos,
a fruta dulce saben.
Suaves y firmes.
10. Cuando
me miras
entras hasta mi alma;
atrapándola.
11. Se ve brillante
Arriba en el cielo.
Venus te guía.
12. Luna espera
casi siempre a las seis
para
ser llena.
13. La Luna nueva,
al Sol la mano le da
y salen juntos.
14. Baila la Luna
las cuatro fases. Todas,
viendo la Tierra.
15. Riega la tierra
con
gotitas de sudor
y tendrás frutos.
16. Lluvia no llegas.
Si el agua no traes
los campos mueren.
17. Patria no sufras:
nosotros te amamos.
Toma mi vida.
18. Hasta que mueras,
te
espera en vida,
la flaca muerte.
19. Tu
bello cuerpo
con ritmo me arrulla,
cuando bailamos.
20. Si
tú me amas,
también te amaré yo.
Y si no. ¡También!
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Del mismo autor:
- Un ABCD’ Estrellitas Fulgurantes y unas más. Edinexo. Junio 2023.
- Tardígrados en el Chirripó y otros cuentos. CartagoAntiguoCr. Octubre 2023.
- Supernova Betelgeuse con otros cuentos. CartagoAntiguoCr. Enero 2024.
- La Tinaja de Guaitil y otros cuentos. (Marie
Lissete Alvarado y José Alberto Villalobos). EDiNexo 2015.
- Chindo y Maura con otros cuentos.
(Marie Lissette Alvarado y José Alberto Villalobos). EDiNexo 2017.
- El escorpión de jade y otros cuentos. (Marie
Lissete Alvarado y José Alberto Villalobos. EDiNexo 2017.
- Los demonios de Occator con otros cuentos.
(Marie
Lissete Alvarado y José Alberto Villalobos). EDiNexo 2118.
- ¿Dónde está el Conejo? Y otros cuentos. (Marie
Lisette Alvarado y José Alberto Villalobos). EDiNexo 2018.
José
Alberto Villalobos Morales nació
en Naranjo en 1943.
Estudio
Física, Matemática en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad de
Texas.
Fue
profesor de la Escuela de Física (UCR) de 1969 a 1992 – San Pedro- San Ramón –
Liberia-, la Universidad Autónoma de Centro América (UACA), La Universidad
Latina y la Universidad Veritas. . También en varias instituciones de enseñanza
media como Liceo Rodrigo Facio, Colegio de Sion, Country Day School. Colegio
Blue Valley, Colegio Universitario de Cartago, Colegio Científico Costarricense
(San José y Liberia)
Ha publicado
textos para el aprendizaje y difusión de la Física y la Astronomía, también
cuentos sobre ciencia ficción espacial y este libro de poesías. Mantiene seis
blogs relacionados con astronomía, física, matemática, ciencias, mariposas y
viajes.
Actualmente es
profesor de dos cursos: “Conversemos
sobre Física” y “Conversemos sobre
Astronomía”, para el programa integral del adulto mayor (PIAM) de la
Universidad de Costa Rica.
Para contactar al
autor:
WhatsApp: (506) 87 35 18 34
Correo: villalobosjosealberto@gmail.com
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