martes, 23 de julio de 2019

Mi tio Hernán Villalobos

Hernán Villalobos Morales nació en Naranjo, Alajuela, el 7 de julio de 1914, como mi mamá y mis otros cincos tíos, hijo de Don Lolo y Argemira (así aparece en el Registro Civil, en el de Lidilia aparece como Argimira). 

Mi primer recuerdo de Hernán fue cuando él venía a estudiar a San José, para convertirse en uno de los trabajadores, de un nuevo cargo público; “Inspector de Trabajo”. Supongo que al menos había concluido la escuela primaria.  
Recuerdo una herida que me dijo la causó una astilla de leña aún. siendo un niño que apenas gateaba, causada cuando alguien descuidadamente picaba leña con un hacha y la astilla voló a su cara. También el hundimiento circular en su cabeza, como un diminuto cráter en el regolito lunar, causado por la pequeña pata de una olla de hierro negro que lo golpeó, parece con poca lógica, pero…
Recuerdo su casamiento con Ofelia Muñoz, cuando nacieron Carlos y Francisco, en Naranjo y su traslado a Turrialba. 
Seguro unos años antes, hicimos un viaje a Villa Quesada, pues me han enseñado una fotografía de él y yo en un Jeep oficial del Ministerio de Trabajo, cuando yo tenía unos 7 años, pero no recuerdo ese paseo. En esa fecha el Inspector de Trabajo de Naranjo, tenía una parte de la Zona de San Carlos bajo su cuidado.
En las vacaciones de quince días yo iba a Turrialba, al principio con mi abuelo, porque mi tío Hernán hacía las inspecciones anuales a las haciendas; Azul, Atirro, la Suiza, Tuiz, etc. Le llegaba un “
Jeep Willys curvito, tapa baja de doble tracción y chancha”, con todo y chofer.
Como yo soy unos siete años mayor que Carlos (“antiojudín” como le puso posteriormente –con cariño- mi hijo Ricardo), solo yo me encaramaba en el Jeep y acompañaba a Hernán casi todos los días. 

Los capataces de las fincas son gente agradecida y muchas veces obsequian con alguna cosa a los inspectores. Recuerdo que una vez nos obsequiaron un apetitoso “queso Turrialba”, era un hermoso cilindro amarillento como de tres kilos envuelto en tela encerada. Yo venía en el asiento trasero del carro con el queso entre las rodillas y precisamente hablando de él, cuando en una vuelta del camino nos topamos un carro en el que venía el dueño de la finca, quien se detuvo para saludar a mi tío. Pensando instintivamente que posiblemente el obsequio del queso no estaba autorizado, antes de que el señor se asomara por la ventana de nuestro carro, mi tío me dijo; “Pepeto, alcánceme esa libreta que está en el asiento detrás de usted”. Por suerte yo entendí el mensaje y dejé caer el queso a mis pies, para que no se viera. Cuando “paso el peligro” y nos alejamos, los tres nos reímos y mi tío cortó tres buenos pedazos de queso con una cuchilla, los que cominos alegremente para recuperarnos del susto.  

 Equipo de fútbol de Naranjo -1943-
03/04/1925
Hernán
María Luisa, Deifilia, Danilo, Lydilia, Elena.
 Estadio Nacional - 1963-
Hernán, Danilo, Lydilia y Francisco.




En Turrialba nacieron sus hijas Gilda y Sandra. Olvidé decirles que en Naranjo también había nacido Liliana, a la cual yo le cantaba una cancioncita con música flamenca (https://www.youtube.com/watch?v=v4U_zP4qCoo), que yo la alteré para que dijera: “Me llaman Liliana, Liliana Fernández, mi nombre es Liliana, Liliana del Carmen, Rodríguez Fernández”. No le gustaba para nada y se vivía acusándome con doña Ofelia.
Por mucho tiempo, antes de mis primeros primos y hermana, yo fui el único sobrino en una familia de siete solteros que me quisieron y cuidaron mucho, era casi como el hijo de todos.
Hernán y Lidilia fueron mis padrinos de bautizo y de confirma, también de mi  hijo Javier Alberto.
Cuando Hernán se pensionó o poco antes, se trasladó a vivir a Alajuela, cerca de la Iglesia de La Agonía, finalmente compró una casa en el Barrio La Trinidad.
Don Hernán murió el día primero de abril de 2007.
Doña Ofelia Muñoz Rodríguez, quien nació el 29 de noviembre de 1939, hija de Saturio y Salomé, murió varios años después que mi tío, el 16 de marzo de 2001.

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